Durante la cena privada con los obispos de América Latina y autoridades invitadas, el Secretario de Estado Vaticano, Cardenal Tarcisio Bertone, expresó su deseo de que en México se afiance el derecho a la libertad religiosa porque este “va mucho más allá de la mera libertad de culto”.
Durante la cena celebrada ayer, el Purpurado destacó los veinte años de relación diplomática entre México y la Santa Sede. Dijo que la presencia de las autoridades mexicanas muestra que ambos estados “tienen la común tarea, cada uno desde su misión específica, de salvaguardar y tutelar los derechos fundamentales de las personas”.
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“Entre ellos, destaca la libertad del hombre para buscar la verdad y profesar las propias convicciones religiosas, tanto en privado como en público, lo cual ha de ser reconocido y garantizado por el ordenamiento jurídico”, indicó delante del presidente Felipe Calderón, el secretario de Gobernación, Alejandro Poiré, y la secretaria de Relaciones Exteriores, Patricia Espinosa.
El Cardenal Bertone expresó su deseo de que este derecho fundamental se afiance cada vez más en México, conscientes de que “va mucho más allá de la mera libertad de culto. En efecto, impregna todas las dimensiones de la persona humana, llamada a dar razón de su propia fe, y anunciarla y compartirla con otros, sin imponerla, como el don más preciado recibido de Dios”.
“Por ello, la Iglesia no cesa de exhortar a todos, para que la actividad política sea una labor encomiable y abnegada en favor de los ciudadanos y no se convierta en una lucha de poder o una imposición de sistemas ideológicos rígidos, que tantas veces dan como resultado la radicalización de amplios sectores de la población”, señaló.
El Cardenal destacó que “no han faltado en esta historia pastores audaces, religiosos ejemplares, jóvenes de voz profética, valerosos testigos de la caridad y fieles laicos que, a veces con gran sencillez, han tendido la mano y abierto su casa al hermano en necesidad. A través de múltiples expresiones, se ha querido desplegar la belleza del cristianismo para abrazar a todo hombre o mujer, sin mirar raza, lengua o clase social”.
Dijo que “a ello ha concurrido tanto la dimensión de fe hondamente profesada y celebrada, como se percibe en México y en toda Latinoamérica, como los más variados proyectos de solidaridad que han alentado a tantos a salir del egoísmo para ayudar en las necesidades sociales más básicas y urgentes. No podemos olvidar las iniciativas dirigidas a la promoción de los derechos de cada hombre y cada pueblo, la defensa de su libertad y el cultivo del arte y la cultura”.
Indicó que “si en esta misión ha habido alguna sombra, eso no empaña el esplendor del Evangelio, siempre presente para purificar y alumbrar nuestro camino, que hoy pasa por esa revitalización de la fe a la que Su Santidad Benedicto XVI no se cansa de invitar”.
Finalmente, agradeció el recibimiento que los mexicanos dieron al Papa Benedicto XVI y expresó su “cercanía y reconocimiento por esta espléndida velada”.