Antes de presidir el rezo del Ángelus dominical, el Papa Benedicto XVI recordó desde México que “la verdadera devoción a la Virgen María nos acerca siempre a Jesús”.

Ante más de 600.000 personas reunidas en el Parque Bicentenario al pie del monumento a Cristo Rey, el Santo Padre recordó a la Virgen de Guadalupe, “honrada con fervor desde hace siglos, como signo de reconciliación y de la infinita bondad de Dios para con el mundo”.

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“Mis Predecesores en la Cátedra de san Pedro la honraron con títulos tan entrañables como Señora de México, celestial Patrona de Latinoamérica, Madre y Emperatriz de este Continente. Sus fieles hijos, a su vez, que experimentan sus auxilios, la invocan llenos de confianza con nombres tan afectuosos y familiares como Rosa de México, Señora del Cielo, Virgen Morena, Madre del Tepeyac, Noble Indita”.

El Santo Padre pidió a los fieles no olvidar “que la verdadera devoción a la Virgen María nos acerca siempre a Jesús, y ‘no consiste ni en un estéril y transitorio sentimentalismo, ni en una vana credulidad, sino que procede de la fe verdadera, que nos lleva a reconocer la excelencia de la Madre de Dios y nos inclina a un amor filial hacia nuestra Madre y a la imitación de sus virtudes’ (Lumen gentium, 67). Amarla es comprometerse a escuchar a su Hijo, venerar a la Guadalupana es vivir según las palabras del fruto bendito de su vientre”.

“En estos momentos en que tantas familias se encuentran divididas o forzadas a la migración, cuando muchas padecen a causa de la pobreza, la corrupción, la violencia doméstica, el narcotráfico, la crisis de valores o la criminalidad, acudimos a María en busca de consuelo, fortaleza y esperanza. Es la Madre del verdadero Dios, que invita a estar con la fe y la caridad bajo su sombra, para superar así todo mal e instaurar una sociedad más justa y solidaria”, agregó.

Benedicto XVI puso “nuevamente bajo la dulce mirada de Nuestra Señora de Guadalupe a este País y a toda Latinoamérica y el Caribe”.

“Confío a cada uno de sus hijos a la Estrella de la primera y de la nueva evangelización, que ha animado con su amor materno su historia cristiana, dando expresión propia a sus gestas patrias, a sus iniciativas comunitarias y sociales, a la vida familiar, a la devoción personal y a la Misión continental que ahora se está desarrollando en estas nobles tierras”.

“En tiempos de prueba y dolor, ella ha sido invocada por tantos mártires que, a la voz de ‘viva Cristo Rey y María de Guadalupe’, han dado testimonio inquebrantable de fidelidad al Evangelio y entrega a la Iglesia. Le suplico ahora que su presencia en esta querida Nación continúe llamando al respeto, defensa y promoción de la vida humana y al fomento de la fraternidad, evitando la inútil venganza y desterrando el odio que divide. Santa María de Guadalupe nos bendiga y nos alcance por su intercesión abundantes gracias del Cielo”.

Puede leer el texto completo del Ángelus en http://www.aciprensa.com/Docum/documento.php?id=449