En el marco de la 18° asamblea general de la Pontificia Academia para la Vida en el Vaticano, el Papa Benedicto XVI afirmó que “la unión del hombre y la mujer en esa comunidad de amor y vida que es el matrimonio, es el único ‘lugar’ digno de la vocación a la existencia de un nuevo ser humano, que es siempre un don”.
“La dignidad humana y cristiana de la procreación, de hecho, no consiste en un 'producto', sino en su relación con el acto conyugal, expresión del amor de los cónyuges, de su unión no sólo biológica sino también espiritual”.
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En su discurso dirigido a los más de 200 participantes en la asamblea, que abordará este año el asunto del “Diagnóstico y tratamiento de la infertilidad”, el Santo Padre remarcó que este tema, además de su importancia humana y social, “tiene un valor científico peculiar, y expresa la posibilidad real de un diálogo fecundo entre la investigación ética y biomédica”.
Benedicto XVI felicitó a los profesionales presentes por optar, antes que por el problema de la infertilidad de la pareja, por volver a “considerar, cuidadosamente, la dimensión moral, buscando caminos para una correcta evaluación de diagnóstico y terapia para corregir las causas de la infertilidad”.
“Este enfoque se mueve por el deseo no sólo de dar un hijo a la pareja, sino para restaurar su fertilidad a los recién casados y toda la dignidad de ser responsables de sus propias decisiones reproductivas, para ser colaboradores de Dios en la generación de un nuevo ser humano”.
El Papa les manifestó a los científicos su deseo de fomentar la honestidad intelectual de su trabajo, que es “expresión de una ciencia que mantiene despierto el espíritu de buscar la verdad en el servicio del auténtico bien humano, y que evita el riesgo de ser una práctica puramente funcional”.
El Santo Padre lamentó que “el cientificismo y la lógica de la ganancia parecieran hoy dominar el campo de la infertilidad y de la procreación humana, alcanzando a limitar también muchas otras áreas de la investigación”.
“La Iglesia presta mucha atención al sufrimiento de las parejas con infertilidad, cuida de ellas, y justamente por ello, anima la investigación médica”.
Benedicto XVI remarcó que “las legítimas aspiraciones de procrear de una pareja que se encuentra en una condición de infertilidad deben encontrar, con la ayuda de la ciencia, una respuesta que respete plenamente su dignidad de personas y esposos”.
Sin embargo, el Santo Padre señaló que la ciencia no siempre es capaz de responder a los deseos de muchos matrimonios, por lo que les recordó a aquellos que tienen una condición de infertilidad que esta no es una frustración a su vocación matrimonial.
“Donde la ciencia no ha encontrado una respuesta, la respuesta que da la luz viene de Cristo”.
Finalmente el Papa exhortó a los profesionales presentes a no ceder nunca “a la tentación de tratar el bien de las personas reduciéndolo a un mero problema técnico. La indiferencia de la conciencia frente a lo verdadero y el bien representa una peligrosa amenaza para un auténtico progreso científico”
“La gente tiene confianza en ustedes que sirven a la vida, tiene confianza en su compromiso y apoyo a quienes necesitan consuelo y esperanza”.