El abogado de la Santa Sede en Estados Unidos, Jeffrey Lena, explicó que quienes tenían a su cargo un juicio presentado en abril de 2010 contra el Papa y el Vaticano por un caso de abusos sexuales, terminaron por retirarlo porque sabían que iban a perder al no tener ningún asidero legal.

Lena explicó a ACI Prensa que los abogados de la parte demandante "retiraron el caso porque sabían que iban a perder si el caso proseguía. Y era claro que no querían un fallo negativo por parte de la corte".

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El abogado Jeff Anderson –que ha defendido a varias víctimas de abusos sexuales y que se ha hecho millonario gracias a ellas, ganando 60 millones de dólares solo hasta 2002 y que se ha negado a actualizar la cifra– presentó la demanda "John Doe 16 vs. Santa Sede" en abril de 2011.

El 27 de abril de 2011, The New York Times presentaba un perfil de Anderson y decía que "conduce un lexus, dirige su pequeña firma desde el antiguo edificio de un banco repleto de candelabros, cuero negro y mármol, y posee junto a su esposa un hotel de estilo victoriano que promete ‘la última experiencia de lujo, privacidad y romance’", llamado Rivertown Inn, en Stillwater, Minnesota.

De cada demanda que ha ganado contra la Iglesia, Anderson obtiene entre 25 y 40 por ciento del total acordado. Jeff Anderson ha presentado en su vida profesional más de 1500 demandas contra la institución eclesial

En esta última demanda que acaba de retirar, Anderson acusaba al Papa y al Vaticano de supuestamente haber encubierto –cuando no fue así– al sacerdote de Wisconsin P. Lawrence Murphy, quien abusó sexualmente de cientos de menores entre 1950 y 1974 en una escuela para sordos en Milwaukee. El juicio buscaba más dinero y la publicación de los archivos de otros sacerdotes acusados de abusos.

El abogado de la Santa Sede, Jeffrey Lena, dijo a ACI Prensa que la demanda es un ejemplo "del uso del sistema judicial para generar un evento mediático. En mi opinión, la víctima fue usada para promover un ataque legalmente vacío contra la Santa Sede".

El jurista dijo además que "naturalmente los juicios contra gente o instituciones importantes llaman mucho la atención. Entablar este tipo de demandas le permitieron a los abogados hacer afirmaciones sin sustento mientras estaban protegidos por el privilegio de litigio, y generaron un ambiente de apoyo hacia la falsa teoría de una conspiración mundial para encubrirlo todo".

Lena explicó también que la Santa Sede no es responsable por la supervisión de los 400 mil sacerdotes que hay en el mundo. "El abogado (Anderson) lo sabía y justamente saber eso hace que esta demanda haya sido tan perniciosa", añadió.

El abogado del Vaticano lamentó los abusos que sufrió la víctima cuando era niño y recordó que "como el Papa Benedicto XVI ha dicho repetidamente, el abuso –ya sea en un ambiente público o privado, cometido por quien quiera que sea de cualquier afiliación religiosa o no– es un pecado y un delito".