El Arzobispo de La Plata (Argentina), Mons. Héctor Aguer, explicó que el efecto del bautismo "no se limita al orden individual", sino que incorpora a la persona "a la sociedad visible y sobrenatural de la Iglesia y que es un honor pertenecer a ella".
"Por la gracia del Espíritu, en el bautismo fuimos agregados a la Iglesia, la esposa amada del Señor. No estamos solos en el camino de la vida cristiana; afrontamos esa bella aventura guiados y animados por el Espíritu y en la comunión de la Iglesia, que nos alimenta con el pan del cielo y nos abreva con el agua viva", afirmó el 27 de enero durante la Misa por la fiesta del Bautismo del Señor.
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Ante los fieles congregados en la catedral Nuestra Señora de los Dolores, Mons. Aguer explicó que "el acontecimiento del bautismo de Jesús es cuando se inicia el ejercicio público de su misión, que se extendería por un breve período, después de su larga y silenciosa preparación en Nazaret".
"El hecho significa ante todo que Dios ha venido ya y comienza a desplegar su poder en su enviado: el fin ya se ha hecho presente. Es la presencia de la salvación", añadió.
El Arzobispo de La Plata indicó que "el recuerdo del don bautismal debe movernos a la acción de gracias y a poner todo el empeño posible en hacer fructificar la gracia recibida. Si el don bautismal se refleja en nuestra vida podremos difundir con buen ánimo la noticia de la necesidad del bautismo y de la dignidad a la cual nos eleva".