El Arzobispo de Toledo y Primado de España, Mons. Braulio Rodríguez, ha asegurado este lunes 23 de enero que "la crisis puede y debe ser un acicate para reflexionar sobre la existencia humana y la importancia de su dimensión ética".
El Arzobispo de Toledo ha realizado estas manifestaciones durante la homilía de la eucaristía en rito hispano-mozárabe celebrada este lunes en honor a San Ildefonso, patrón de la ciudad, a la que ha asistido el arzobispo ortodoxo de España y Portugal, Policarpo Stavrópoulos.
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"El que recita la oración por la paz, ruega confiadamente que a los que aflige la carencia de alimentos, veja la tribulación, abruman las enfermedades, a los que están pasando tormentos, o cargados de deudas y sometidos a cualquier tristeza, a todos, los libre la indulgente piedad del Señor. Es una hermosa oración, muy adecuada para los momentos complejos que vivimos. Porque esa situación nos puede atenazar por miedo", ha indicado.
"Los cristianos no podemos caer en ese miedo. Sí, el momento actual está marcado lamentablemente por un profundo malestar y por diversas crisis: económicas, políticas y sociales, que son su expresión dramática, que golpea no sólo a las familias y empresas en los países económicamente más avanzados, en los que ha tenido su origen, pero que golpea también profundamente la vida de los países en vías de desarrollo".
No nos debemos desanimar –decía el Santo Padre en su discurso al Cuerpo Diplomático, el 9 de enero 2012– sino reemprender con decisión nuestro camino, con nuevas formas de compromiso. La crisis puede y debe ser un acicate para reflexionar sobre la existencia humana y la importancia de su dimensión ética".
"San Ildefonso tiene que ayudarnos ante Jesucristo para que nosotros confiemos en la ayuda de la fe y en las posibilidades que siempre se abren ante nosotros, si nos abrimos al Evangelio y a su fuerza liberadora; también si anunciamos a Cristo y su Evangelio a quienes no lo conocen; e igualmente si profundizamos en la gracia de nuestra iniciación cristiana".
"Tal vez habíamos pensado –y lo seguimos pensando– que sólo nos salvan las cosas, como si ellas nos dieran la felicidad. ¿Es esto así?; ¿y no hay más, hermanos? Sabemos que necesitamos de las cosas temporales, pero sin olvidar las eternas".
"Quisiéramos que la economía fuera mejor, pero ¿no es ocasión de conseguir otras disposiciones del corazón que no nos alejen de Dios y del amor al prójimo, o del bien común, la justicia y las cosas sanas y buenas que tiene la vida?", dijo Mons. Rodríguez.