El postulador de la causa de canonización del Beato Juan Pablo II, el sacerdote polaco Slawomi Oder, señaló que la sangre del Papa Peregrino recuerda que las bases para construir la paz deben ser la justicia y el perdón.
Así lo indicó el fin de semana Mons. Oder durante su meditación ante la reliquia (una ampolla de sangre) de Juan Pablo II que estuvo en Colombia antes de partir al país africano de Nigeria en donde continúa su itinerario mundial.
Recibe las principales noticias de ACI Prensa por WhatsApp y Telegram
Cada vez es más difícil ver noticias católicas en las redes sociales. Suscríbete a nuestros canales gratuitos hoy:
En la Catedral Primada de Bogotá, el sacerdote recordó que Juan Pablo II perdonó a Ali Agca, el turco que atentó contra la vida del Papa en la Plaza de San Pedro el 13 de mayo de 1981, iniciando un "itinerario pedagógico sobre el perdón".
Según señala la nota de la Conferencia Episcopal de Colombia, el sacerdote afirmó que este perdón puede ser considerado "contrario a la lógica humana" pero no contrario a la "lógica del amor".
Juan Pablo II muestra además la "acción liberadora" del perdón que sirve para "la edificación de las relaciones y la convivencia humana". En este sentido Juan Pablo II era consciente de que el perdón no es "fácil, espontaneo y natural" y que debe nacer del amor.
Pero el perdón no es suficiente para alcanzar la paz, "de ello era consciente el Papa Juan Pablo II. Por ello, en su discurso sostuvo que solo el restablecimiento de la justicia puede constituirse la raíz para que la paz dure".
Otro aspecto de que destacó el postulador, fue que el Beato Wojtila recalcó insistentemente en que el perdón "en modo alguno" se contrapone a la justicia y que el perdón no significa "inhibirse ante las legítimas exigencias de reparación".
Por ello, recordó que Juan Pablo II fue enfático en señalar que el perdón tiende más bien a la "plenitud de la justicia" y que esta no "prescinde de la conciencia del deber moral de reparar".
"El imperativo de la verdadera justicia, constituye en el pensamiento del Pontífice, el centro alrededor del cual se desarrolla y concentra el discurso sobre la paz", dijo Mons. Oder.
Siempre en la línea del discurso del perdón y la justicia, Juan Pablo II, a la vez que condenaba "sin algún temor" el terrorismo, también exhortaba para que la respuesta civil no esté alejada del ejercicio de la justicia.
La nota de la CEC añade luego que "Karol Wojtyla, constantemente reiteró que el terrorismo era producto del odio, la desconfianza y la exclusión, por ello la calificó como un crimen y una acción que se basa en el desprecio de la vida del hombre".
El Pontífice, concluyó el P. Oder, "ve a las personas que corren el riesgo de la condenación eterna y su ardiente llamada a la conversión. Por ello, Karol Wojtyla se caracterizó por su exquisita sensibilidad pastoral y humana".