En su mensaje por la 20º Jornada Mundial del Enfermo, el Papa Benedicto XVI explicó que la tarea fundamental de la Iglesia es el anuncio del Reino de Dios, que debe ser "un proceso de curación" de los corazones desgarrados de las personas, según la misión que Jesús confió a sus discípulos.
En su mensaje dado a conocer hoy titulado "¡Levántate, vete; tu fe te ha salvado!", el Santo Padre expresa primeramente su cercanía "a todos los enfermos que están hospitalizados o son atendidos por las familias, y expreso a cada uno la solicitud y el afecto de toda la Iglesia".
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En el texto para la celebración de la Jornada prevista para el 11 de febrero, Fiesta de la Virgen de Lourdes, el Papa señala que "en la acogida generosa y afectuosa de cada vida humana, sobre todo la débil y enferma, el cristiano expresa un aspecto importante de su testimonio evangélico siguiendo el ejemplo de Cristo, que se ha inclinado ante los sufrimientos materiales y espirituales del hombre para curarlos".
Benedicto XVI recuerda que este año es preparación para la Jornada Mundial del Enfermo, que se celebrará en Alemania el 11 de febrero de 2013, y que se centrará en la emblemática figura evangélica del samaritano, por lo que dedica el mensaje a los "sacramentos de curación", es decir, "en el sacramento de la penitencia y de la reconciliación, y en el de la unción de los enfermos, que culminan de manera natural en la comunión eucarística".
El Papa indica luego que "el encuentro de Jesús con los diez leprosos, descrito en el Evangelio de San Lucas, y en particular las palabras que el Señor dirige a uno de ellos: ‘¡Levántate, vete; tu fe te ha salvado!’, ayudan a tomar conciencia de la importancia de la fe para quienes, agobiados por el sufrimiento y la enfermedad, se acercan al Señor".
"En el encuentro con él, pueden experimentar realmente que ¡quien cree no está nunca solo! En efecto, Dios por medio de su Hijo, no nos abandona en nuestras angustias y sufrimientos, está junto a nosotros, nos ayuda a llevarlas y desea curar nuestro corazón en lo más profundo".
El Santo Padre destaca además que "quien invoca al Señor en su sufrimiento y enfermedad, está seguro de que su amor no le abandona nunca, y de que el amor de la Iglesia, que continúa en el tiempo su obra de salvación, nunca le faltará. La curación física, expresión de la salvación más profunda, revela así la importancia que el hombre, en su integridad de alma y cuerpo, tiene para el Señor".
"Cada uno de los sacramentos, además, expresa y actúa la proximidad Dios mismo, el cual, de manera absolutamente gratuita, ‘nos toca por medio de realidades materiales…, que él toma a su servicio y las convierte en instrumentos del encuentro entre nosotros y Él mismo’. ‘La unidad entre creación y redención se hace visible. Los sacramentos son expresión de la corporeidad de nuestra fe, que abraza cuerpo y alma, al hombre entero’".
El Papa señala también que "la tarea principal de la Iglesia es, ciertamente, el anuncio del Reino de Dios, ‘pero precisamente este mismo anuncio debe ser un proceso de curación’… para curar los corazones desgarrados, según la misión que Jesús confió a sus discípulos. El binomio entre salud física y renovación del alma lacerada nos ayuda, pues, a comprender mejor los ‘sacramentos de curación’".
Sobre el sacramento de la reconciliación o penitencia, el Santo Padre afirma que muestra el amor infinito y la misericordia de Dios para con los hombres que pueden y deben confiar en el Señor: "el momento del sufrimiento, en el cual podría surgir la tentación de abandonarse al desaliento y a la desesperación, puede transformarse en tiempo de gracia para recapacitar y, como el hijo pródigo de la parábola, reflexionar sobre la propia vida, reconociendo los errores y fallos, sentir la nostalgia del abrazo del Padre y recorrer el camino de regreso a casa".
"Él, con su gran amor vela siempre y en cualquier circunstancia sobre nuestra existencia y nos espera para ofrecer, a cada hijo que vuelve a él, el don de la plena reconciliación y de la alegría".
Tras resaltar la preferencia del Señor por los enfermos, el Papa se refiere al sacramento de la unción que "nos lleva a contemplar el doble misterio del monte de los Olivos, donde Jesús dramáticamente encuentra, aceptándola, la vía que le indicaba el Padre, la de la pasión, la del supremo acto de amor".
"En esa hora de prueba, él es el mediador ‘llevando en sí mismo, asumiendo en sí mismo el sufrimiento de la pasión del mundo, transformándolo en grito hacia Dios, llevándolo ante los ojos de Dios y poniéndolo en sus manos, llevándolo así realmente al momento de la redención".
"Pero ‘el Huerto de los Olivos es también el lugar desde el cual ascendió al Padre, y es por tanto el lugar de la Redención… Este doble misterio del monte de los Olivos está siempre "activo" también en el óleo sacramental de la Iglesia… signo de la bondad de Dios que llega a nosotros".
En la unción de los enfermos, subraya el Papa "la materia sacramental del óleo se nos ofrece, por decirlo así, ‘como medicina de Dios… que ahora nos da la certeza de su bondad, que nos debe fortalecer y consolar, pero que, al mismo tiempo, y más allá de la enfermedad, remite a la curación definitiva, a la resurrección’".
El Papa advirtió también que "la unción de los enfermos no debe ser considerada como ‘un sacramento menor’ respecto a los otros. La atención y el cuidado pastoral hacia los enfermos, por un lado es señal de la ternura de Dios con los que sufren, y por otro lado beneficia también espiritualmente a los sacerdotes y a toda la comunidad cristiana, sabiendo que todo lo que se hace con el más pequeño, se hace con el mismo Jesús".
Luego de agradecer a todos los que trabajan en el mundo de la salud, el Santo Padre dijo finalmente que "a María, Madre de Misericordia y Salud de los Enfermos, dirigimos nuestra mirada confiada y nuestra oración; su materna compasión, vivida junto al Hijo agonizante en la Cruz, acompañe y sostenga la fe y la esperanza de cada persona enferma y que sufre en el camino de curación de las heridas del cuerpo y del espíritu".
Para leer el mensaje completo ingrese a: http://www.aciprensa.com/Docum/documento.php?id=431