Los cristianos de dos iglesias de Malasia rechazaron la exigencia de la Policía, que a través de una nota, informó que solo se podrán cantar villancicos en templos y hogares con autorización.
Según informó este jueves la agencia Fides, dos iglesias de Klang, a las afueras de Kuala Lumpur (Malasia), recibieron una nota de la Policía pidiendo nombres y datos de las personas que cantan villancicos, ya que, según las autoridades, se requiere una autorización previa para poder hacerlo en templos y hogares.
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El Presidente de la Conferencia Episcopal, Mons. Paul Tan Chee Ing, dijo a Fides que si la Policía sigue exigiendo "estos requisitos burocráticos", el país estará en "un estado policial".
En ese sentido, el director del semanario diocesano "Herald", P. Andrew Lawrence, explicó a la agencia vaticana que lo sucedido "es una interpretación estricta de las normas vigentes sobre el ejercicio de actividades de culto y la libertad de religión. La policía tiene una confusión total. Tras las protestas de los cristianos, los representantes del gobierno han negado la necesidad de este tipo de autorizaciones".
Sin embargo, fuentes de Fides ven razones políticas y electorales detrás de esto.
Indicaron que el primer ministro Najib Razak sostuvo las esperanzas de la sociedad al prometer la derogación de leyes odiadas por la población, como la Ley de Seguridad Interna (ISA), presentada en Malasia después de la independencia de Gran Bretaña en 1957.
Esta ley permite detener sin juicio e impone límites a la prensa y a los derechos de reunión. El documento, según lo prometido por el Gobierno, debería haber sido reemplazado por una nueva ley en 2011, diseñada para alinear Malasia con las normas internacionales.
El gobierno, dicen las fuentes de Fides en Malasia, se pronunció con el fin de tranquilizar a la población después de las manifestaciones del movimiento "Bersih 2.0" (que significa "limpieza"), registrados en Kuala Lumpur en julio y que pedían "transparencia y derechos".
Sin embargo, un nuevo proyecto de ley denominado "Ley de reunión pacífica", que regula el ejercicio del derecho de reunión y manifestación, aprobado por la cámara baja del Parlamento, atribuye más poder y control al ejecutivo y a la Policía.
Esto ha provocado protestas incluso entre las minorías religiosas, que se reunieron en el "Consejo Consultivo Malasio de Budismo, Cristianismo, Hinduismo, Sijismo y Taoísmo", pues la medida establece expresamente que "los lugares donde se pueden mantener reuniones también son lugares de culto".
Según Teresa Mok, secretaria nacional del Partido de Acción Democrática, las nuevas normas son "un abuso de poder por parte de las autoridades" y "un intento de violar la libertad religiosa".