Al presidir el rezo del ángelus este jueves 8 de diciembre, cuando la Iglesia celebra la Fiesta de la Inmaculada Concepción de la Virgen María, el Papa Benedicto XVI alentó a vivir la plenitud de la gracia de Dios y hacerla resplandecer en la vida cotidiana como la Madre del Señor.
En sus palabras ante los miles de fieles reunidos en la Plaza de San Pedro, el Papa recordó que fue el Beato Pío IX quien declaró en 1854 el dogma de la Inmaculada Concepción con la bula Ineffabilis Deus.
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Seguidamente recordó que "esta verdad de fe está contenida en las palabras del saludo que le dirige el Arcángel Gabriel: ‘Alégrate, llena de gracia: el Señor está contigo’. La expresión ‘llena de gracia’ indica la obra maravillosa del amor de Dios, que ha querido devolvernos la vida y la libertad, perdidas con el pecado, mediante su Hijo Unigénito encarnado, muerto y resucitado".
Por esto, continuó, "desde el siglo II en Oriente y en Occidente, la Iglesia invoca y celebra la Virgen que, con su ‘Sí’, acercó el Cielo a la tierra, haciéndose ‘generadora de Dios y nodriza de nuestra vida’, como afirma San Romano el Meloda en un antiguo cántico".
"En el siglo VII San Sofronio de Jerusalén elogia la grandeza de María porque en Ella el Espíritu Santo ha hecho morada: ‘Tú superas todos los dones que la magnificencia de Dios haya jamás concedido a persona humana alguna. Más que todas eres rica de la posesión de Dios que habita en ti’".
"Y San Beda el Venerable explica: ‘María es bendita entre la mujeres, porque con el decoro de la virginidad ha gozado de la gracia de ser generadora de un hijo que es Dios’".
El Papa Benedicto resaltó luego que "también a nosotros nos es donada la ‘plenitud de la gracia’ que tenemos que hacer resplandecer en nuestra vida, porque ‘el Padre de nuestro Señor Jesucristo –escribe San Pablo– nos ha bendecido en Cristo con toda clase de bienes espirituales… y nos ha elegido antes de la creación del mundo para que fuéramos santos e inmaculados… Él nos predestinó a ser sus hijos adoptivos’".
Esta filiación, continuó, "la recibimos por medio de la Iglesia, en el día del Bautismo. A tal propósito, Santa Hidelgarda de Bingene escribe: ‘La Iglesia es, por lo tanto, la virgen madre de todos los cristianos. En la fuerza secreta del Espíritu Santo la concibe y la da a la luz ofrendándola a Dios de modo que seamos llamados también hijos de Dios’".
"Entre los muchísimos cantores de la belleza espiritual de la Madre de Dios, resalta San Bernardo de Claraval que afirma que la invocación ‘Ave María llena de gracia’ es ‘agradable a Dios, a los ángeles y a los hombres. A los hombres, gracias a la maternidad, a los Ángeles, gracias a la virginidad, a Dios gracias a la humildad’", concluyó.
En su saludo en español, el Santo Padre confió a María "las intenciones y los santos deseos que inspira en nosotros este tiempo de Adviento, así como las necesidades y angustias de aquellos que están privados de libertad, carecen de trabajo o pasan por momentos de dificultad o dolor. Muchas gracias".