El Papa Benedicto XVI encendió hoy, con una tablet y desde el Vaticano, el árbol de Navidad más grande del mundo ubicado en la localidad italiana de Gubbio. En sus palabras alentó a buscar siempre a Dios que no se olvida al hombre y que pide también no olvidarlo a Él.
El acto, que estuvo acompañado de fuegos artificiales en Gubbio, tras el encendido del abeto de 350 metros de alto iluminado por unas 700 luces en total, fue transmitido gracias al Centro Televisivo Vaticano.
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En sus palabras, el Santo Padre dijo al encender el árbol que este símbolo debe alentar a que "nuestra mirada, la de la mente y la del corazón, no se quede sólo en el horizonte de este mundo nuestro, en las cosas materiales, sino que sea algo así como este árbol, que sepa tender hacia lo alto. Que sepa dirigirse hacia Dios ¡Él no nos olvida nunca y nos pide que nosotros tampoco nos olvidemos de Él!"
Tras explicar que como el árbol, el nacimiento de Cristo en Navidad "ilumina la oscuridad de la noche", el Papa dijo además que "este árbol recuerda que también nosotros tenemos necesidad de una luz que ilumine el camino de nuestra vida y nos dé esperanza".
"En especial, en este tiempo nuestro en que sentimos de forma particular el peso de las dificultades, de los problemas y de los sufrimientos y un velo de tinieblas parece envolvernos".
El Papa cuestionó luego: "¿qué luz es capaz de iluminar verdaderamente nuestro corazón y de donarnos una esperanza firme y segura?"
"Es, precisamente, la del Niño que contemplamos en la Santa Navidad, en una simple y pobre gruta, porque es el Señor el que se acerca a cada uno de nosotros y pide que lo acojamos nuevamente en nuestra vida. Pide que lo queramos, que tengamos confianza en Él, que percibamos que está presente, nos acompaña, nos sostiene y nos ayuda".
Finalmente, informa Radio Vaticana, el Santo Padre hizo votos para que "cada uno de nosotros sepa llevar un poco de luz a los ambientes en que vive: su familia, su trabajo, su barrio, a los países y ciudades".
"Que cada uno sea una luz para el que está a su lado; que salga del egoísmo que a menudo cierra el corazón y lleva a ensimismarse; que brinde un poco de atención al prójimo, un poco de amor".
"Cada pequeño gesto de bondad es como una luz de este gran árbol: junto con otras luces es capaz de iluminar la oscuridad de la noche, aun la más oscura", concluyó.
El árbol de Gubbio
Gracias a un sistema de alta tecnología telemática, el Papa dio el mando para iluminar este árbol al tocar la pantalla de una tablet Sony con sistema operativo Android, que, a través de Internet comunicaba con un servidor web, conectado al sistema que suministra la corriente eléctrica al abeto.
Este sugestivo árbol navideño tiene una superficie de aproximadamente 130 mil metros cuadrados; 300 luces verdes forman su silueta y se ilumina con 400 luces multicolores; está rematado por una estrella con 250 puntos luminosos que cubre una superficie de mil metros cuadrados.
Desde 1981, un grupo de voluntarios coloca el árbol en la ladera del monte Ingino a cuyos pies está situada Gubbio. El abeto se extiende, sobre una base de 450 metros, a lo largo de 750 metros por las faldas del monte partiendo de las murallas de la ciudad medieval, hasta llegar a la basílica de su patrón, San Ubaldo, en la cima de la montaña.
El árbol se enciende todos los años, el 7 de diciembre, durante una fiesta tradicional en la que participan representantes del mundo de la cultura, las instituciones, las ciencias y el espectáculo.