La Santa Sede es desde ayer Estado miembro de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), luego que la petición fuera aceptada durante la sesión plenaria realizada en Ginebra (Suiza).
"En este momento vemos en el mundo un crecimiento continuo del número de migrantes, refugiados y personas en movimiento por diversas razones; es importante participar en los esfuerzos de la comunidad internacional para aportar algo específico de la Santa Sede: una voz ética que interprete estas nuevas situaciones", afirmó en declaraciones a Radio Vaticana Mons. Silvano Tomasi, Observador permanente de la Santa Sede ante las Naciones Unidas en Ginebra.
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El Prelado recordó que la Iglesia ayuda a los migrantes a través de las organizaciones católicas, por ello, "la colaboración con las estructuras existentes en la comunidad internacional es un paso lógico y operativo para hacer aún más eficaz el servicio".
Las estructuras de la Iglesia, añadió, "sirven verdaderamente con generosidad a todas las personas, independientemente de su fe religiosa, de su color, de su situación legal. Es la persona humana y su dignidad lo que cuenta; y a menudo corre riesgos en las situaciones de marginalidad que se crean en el movimiento de un país a otro buscando trabajo o una nueva forma de supervivencia".
La OIM fue instituida en 1951, cuenta con más de 130 Estados miembros y casi un centenar de Observadores entre Estados y organizaciones internacionales y no gubernamentales. La aportación ética de la Iglesia se centrará en "la defensa de la persona humana y su dignidad", afirmó Mons. Tomasi.