El Arzobispo de Los Ángeles (Estados Unidos), Mons. José Gómez, explicó que el tiempo de Adviento en preparación a la Navidad, está marcado por la alegría y la esperanza en Cristo, aquel que transforma la vida y los corazones de las personas.
En su reflexión del 1 de diciembre publicada en la revista Vida Nueva, el Arzobispo de la diócesis más grande de Estados Unidos recordó que "¡Dios no se ha ido lejos de nuestras vidas o de nuestro mundo! Esta es la buena nueva del Evangelio. Él está cerca de cada uno de nosotros en su misericordia y en su amor. No importa dónde vayamos, estamos siempre en su amorosa presencia".
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Por ello, "sólo necesitamos ojos para ver, y luz para dispersar algo de la oscuridad. Necesitamos despertar nuestros corazones dormidos".
El Arzobispo subrayó luego que "el Adviento es un tiempo de alegría y esperanza porque el Dios de toda la creación viene a compartir su vida divina con nosotros. Jesucristo viene a iluminar nuestros corazones y a despertarnos a la hermosa presencia de Dios en nuestras vidas".
"Cada Adviento es una nueva invitación a caminar en la luz de la fe que Jesús nos trae. Cada Adviento debe ser para nosotros un tiempo de nuevas posibilidades y nuevos comienzos".
"Por su venida, la realidad de todos los días está llena de significado divino. Podemos vivir ahora en la presencia de nuestro Padre como hijos e hijas amados, como hijos de Dios. Podemos encontrar a Jesús en las personas que conocemos y en los eventos de nuestra vida diaria".
"Por su venida, el amor que mostramos a los demás se convierte en el amor que le mostramos a Él. Podemos hacer todo por el amor de Dios y por el servicio a nuestros hermanos y hermanas", afirmó Mons. Gómez quien recordó que Cristo está presente plenamente para los seres humanos en la Eucaristía.
Tras alentar a acoger las nuevas oraciones del Misal en inglés que se ha comenzado a utilizar en este nuevo año litúrgico, el Prelado instó a servir a los más vulnerables y necesitados como los enfermos y los pobres.
"Siempre tenemos que recordar –dijo– que Dios nos ha llamado a cada uno por nuestro nombre. Cada uno de nosotros es un hijo de su amor, creado por una razón, llamado a tomar parte en la misión de su Iglesia Católica y en la historia de la salvación. Entonces, el Adviento es un tiempo especial para tratar de hacernos aún más dignos de servir su plan de amor, su misión de la nueva evangelización".
Seguidamente alentó a recibir el sacramento de la Reconciliación, para renovarse en la gracia, y resaltó que "el Adviento es también un tiempo de acción. Es una excelente oportunidad para comenzar buenos hábitos y asegurar que tenemos nuestras prioridades en orden. Es un tiempo en el que podemos pasar más tiempo en oración y poner más atención a nuestras relaciones, especialmente en nuestras familias".
Antes de terminar pidió rezar con constancia en Adviento y finalmente alentó a pedirle a "la Santísima Virgen María que hagamos de este Adviento un verdadero tiempo de renovación, en el cual caminemos en la luz de Cristo y despertemos a la presencia de Dios en nuestras vidas".