El Papa Benedicto XVI dirigió un discurso a los participantes de la 25° Asamblea Plenaria del Pontificio Consejo para los Laicos, dedicada al tema "La cuestión de Dios hoy", y afirmó que la humanidad necesita regresar a Dios para poder enfrentar la crisis de valores, que precede a toda crisis social y económica.
"De hecho, la mentalidad difusa en nuestro tiempo que renuncia a cualquier referencia a la trascendencia, se ha demostrado incapaz de comprender y preservar lo humano. La difusión de esta mentalidad ha engendrado la crisis que vivimos hoy, que es crisis de significado de valores, antes que económica y social", afirmó el Pontífice.
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Benedicto XVI señaló que la cuestión de Dios es "‘la cuestión de las cuestiones’. Nos lleva a los interrogantes de fondo del ser humano, a los anhelos de verdad, de felicidad y libertad grabados en su corazón y que quieren cumplirse".
En ese sentido, dijo que los laicos están llamados "a ofrecer un testimonio transparente de la relevancia de la cuestión de Dios en todos los ámbitos del pensamiento y la acción. En la familia, en el trabajo, como en la política y en la economía, el ser humano contemporáneo necesita ver y sentir cómo con Dios o sin Dios cambia todo".
"Los cristianos no viven en un planeta lejano, inmune de las ‘enfermedades del mundo’, sino que comparten la turbación, la desorientación y la dificultad de su época. Por eso también urge replantear la cuestión de Dios en el tejido eclesial".
El Papa dijo que "la primera respuesta al gran desafío de nuestro tiempo estriba, entonces, en la conversión profunda de nuestro corazón, para que el Bautismo que nos hizo luz del mundo y sal de la tierra nos transforme realmente".
Durante su discurso, también recordó la Jornada Mundial de la Juventud realizada en agosto en Madrid (España), a la que calificó de "cascada de luz, alegría y esperanza" que iluminó "también la vieja Europa y todo el mundo, replanteando la actualidad de la búsqueda de Dios. Nadie pudo permanecer indiferente, nadie pudo pensar que la cuestión de Dios fuera irrelevante para el ser humano de nuestra época".
Asimismo, se refirió al congreso para los fieles laicos de Asia, continente al que el anuncio cristiano ha llegado "solo a una pequeña minoría que, a menudo, vive la fe en un contexto difícil, y también a veces de verdadera persecución".
"El congreso ha brindado la ocasión (...) de reforzar el compromiso y el valor de la misión. Estos hermanos nuestros atestiguan admirablemente su adhesión a Cristo, dejando entrever que en Asia, gracias a su fe, se abren para la Iglesia del tercer milenio vastos horizontes de evangelización", afirmó.
El Papa dijo que esos encuentros continentales "son inapreciables para impulsar la obra de evangelización, reforzar la unidad y consolidar cada vez más los lazos entre Iglesias particulares e Iglesia universal".