El Prefecto de la Congregación para los Obispos, Cardenal Marc Ouellet, afirmó que la selección de los nuevos obispos es un proceso serio, pues cada uno de ellos debe saber que es nombrado para servir a Cristo y a la Iglesia, y no a sí mismos.
En entrevista concedida al diario L'Avvenire y reproducida este sábado por Religión en Libertad, el Prelado explicó que "la Iglesia tiene una praxis consolidada de consultas para el nombramiento de obispos. Para hacer esta selección se escucha la opinión de una serie de personas que pueden variar de caso en caso, pero que generalmente incluye un abanico bastante preciso de criterios que escuchar, además de otros".
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"Esta investigación aporta bastantes elementos para descartar algunos candidatos y aceptar y proponer otros. En algunos casos hay que esperar y llevar a cabo pesquisas suplementarias. En su conjunto se trata de un proceso serio, normalmente bien hecho", afirmó.
En ese sentido, indicó que también hay quienes se postulan para ser obispos. "Se ve a sacerdotes que aspiran a ser ascendidos. También puede suceder que haya movimientos y presiones para sugerir e insistir en ese ascenso. Por ello es muy importante valorar no sólo la madurez humana y afectiva, sino también la madurez espiritual de los candidatos al episcopado", señaló.
Ante esto, el Cardenal Ouellet afirmó que "un obispo debe saber para quién trabaja, esto es, para el Señor y para la Iglesia. Y no para sí mismo. Cuando esto sucede, se nota por la forma en que se manifiesta la personalidad. El arribista tiene un interés propio que prevalece o tiende a prevalecer".
Durante la entrevista, el Purpurado reveló que también ha recibido negativas para ser nombrados obispos. "Unas pocas más de las que me esperaba", indicó.
Dijo que entre las razones está que "en estos últimos años el papel del obispo, y de las autoridades en general, religiosas y políticas, se ha revelado como nada fácil. También a consecuencia de los escándalos, de las campañas mediáticas y de las denuncias sobre la cuestión de los abusos sexuales a menores perpetrados por sacerdotes y religiosos. Es comprensible que no todos se atrevan a afrontar estas situaciones".
La autoridad vaticana señaló que para ser obispo, además de la "fidelidad al Magisterio y al Papa", se requiere ser "capaz de exponer, y en su caso defender públicamente, la fe. Además de las virtudes que normalmente se le piden a un obispo, esta capacidad es hoy particularmente necesaria".