Al participar en la Conferencia Internacional de Minsk "Diálogo católico-ortodoxo: Los valores éticos cristianos como aportación para la vida social en Europa", el Presidente del Pontificio Consejo para la Promoción de la Unidad de los Cristianos, Cardenal Kurt Koch, afianzó el diálogo entre católicos y ortodoxos.
El encuentro se celebró el domingo 13 de noviembre en Minsk, capital de Bielorrusia. El Metropolita de Minsk y Slusk, Filaret, jefe de la Iglesia Ortodoxa de Bielorrusia, que depende del Patriarcado de Moscú, invitó a la autoridad vaticana para participar en la jornada de diálogo organizado por el Instituto para el Diálogo Interreligioso y las Comunicaciones Interconfesionales del Sínodo de la Iglesia Ortodoxa Bielorrusa; el Centro de Educación Cristiana de los Santos Cirilo y Metodio; y el dicasterio para la Unidad de los Cristianos.
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El sábado 12, el Cardenal Koch participó en la en la celebración litúrgica en la catedral ortodoxa de Minsk, y posteriormente presidió la Eucaristía en la Catedral de católica de la misma ciudad, con la presencia de todos los obispos del país y los fieles bielorrusos. Mientras que el lunes 14, el Presidente de Bielorrusia, Aleksandr Lukashenko, recibió a la autoridad vaticana y al Metropolita Filaret, a quienes expresó su agrado por la buena convivencia entre ambas confesiones.
A la conferencia también asistieron otras personalidades religiosas católicas y ortodoxas, entre ellos, el Nuncio Apostólico ante Bielorrusia, Mons. Claudio Gugerotti, y el Secretario Emérito del dicasterio para la Unidad de los Cristianos, Mons. Agostino Marchetto.
Según explicó la Santa Sede en un comunicado, los participantes de la conferencia concluyeron en el común deseo "de proseguir y profundizar el diálogo sobre temas comunes y sobre la colaboración concreta en la promoción y defensa de los valores cristianos en Europa".
En relación a la defensa de los valores en Europa, -uno de los principales puntos de referencia para el mundo-, la visita del Cardenal Koch a Bielorrusia puso de relieve algunas características específicas de gran valor, como "el hecho de que la Iglesia Católica se haya agregado nuevamente y reorganizado de forma satisfactoria después de la caída de la Unión Soviética y que esto haya tenido lugar en armonía con la ayuda de la Iglesia Ortodoxa local y de las autoridades civiles".
"El espíritu de fraternidad ecuménica en un país que, después de Lituania, cuenta con el mayor porcentaje de católicos entre los de la ex Unión Soviética se ha consolidado con el tiempo y ha pasado a ser una realidad cotidiana y un modelo de referencia", concluye el comunicado.