Al recibir a los participantes del congreso internacional sobre las células estaminales adultas, el Papa Benedicto XVI señaló que la ciencia sirve al hombre y explicó que nunca puede justificarse la destrucción de una vida humana.
En la Sala Clementina del Palacio Apostólico, el Santo Padre se dirigió a los participantes del congreso "Células estaminales adultas: La Ciencia y el futuro del hombre y la cultura", a quienes recordó que dado que el hombre ha sido creado a imagen y semejanza de Dios, "hay dimensiones de la existencia humana que van más allá de los límites de lo que las ciencias naturales pueden determinar".
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"Si los límites son trasgredidos, existe un serio riesgo de que la dignidad única y la inviolabilidad de la vida humana sean subordinadas a consideraciones puramente utilitarias. Pero si en vez de ello esos límites son debidamente respetados, la ciencia puede hacer especiales contribuciones a la promoción y salvaguarda de la dignidad del hombre: de hecho, en este reside su verdadera utilidad".
El Papa explicó luego que "el hombre, agente de la investigación científica, a veces, por su naturaleza biológica, hará parte de lo investigado. Sin embargo, su dignidad trascendente lo hace siempre el último beneficiario de la investigación científica y nunca puede reducirse a un instrumento".
"En este sentido –continuo– los beneficios potenciales de la investigación con células estaminales adultas son muy considerables, dado que abre una serie de posibilidades para curar enfermedades degenerativas crónicas al reparar tejido dañado y restaurar su capacidad de regeneración".
Así, indicó, "la mejora que tales terapias prometen constituye un significativo paso adelante en la ciencia médica, dando nuevas esperanzas a quienes sufren y también a sus familiares de igual modo".
"Por esta razón –aseguró el Papa– la Iglesia naturalmente brinda su aliento a quienes están comprometidos en conducir y apoyar la investigación de este tipo, siempre con la premisa de que se hará respetando el bien integral de la persona humana y el bien común de la sociedad".
Esta premisa, dijo Benedicto XVI "es muy importante. La mentalidad pragmática que con frecuencia influencia la toma de decisiones en el mundo de hoy está demasiado predispuesta a sancionar cualquier medio disponible para obtener el fin deseado, pese a las amplias evidencias de las consecuencias de ese modo de pensar".
"Cuando el fin en perspectiva es uno tan deseable como el descubrimiento de una cura para una enfermedad degenerativa, es una tentación para los científicos y quienes elaboran las políticas eliminar las objeciones éticas y presionar con cualquier investigación que parezca siquiera ofrecer un prospecto de un descubrimiento".
El Papa advirtió que "quienes defienden la investigación con células estaminales embrionarias con la esperanza de lograr un resultado cometen un grave error al negar el inalienable derecho a la vida de todos los seres humanos desde el momento de la concepción hasta la muerte natural".
"La destrucción de una sola vida humana nunca puede justificase en términos de los beneficios que podría presumiblemente dar a otro", precisó el Santo Padre.
El Papa explicó también que, en general, "no existen problemas éticos cuando las células estaminales son tomadas de los tejidos de un organismo adulto, del cordón umbilical al momento del nacimiento o del feto que ha muerto por causas naturales" como lo indica la Instrucción Dignitas Personae de la Congregación para la Doctrina de la Fe.
En la parte final de su discurso el Papa Benedicto indicó que es un deber de justicia permitir que todos se beneficien de los resultados de las investigaciones que siguen los parámetros éticos y recordó la gran labor de la Iglesia para que todas las personas accedan a la atención digna de la salud.
Tras encomendar a los participantes a la intercesión de la Virgen María, el Papa elevó sus oraciones para que "vuestro compromiso con la investigación de las células estaminales adultas traiga grandes bendiciones para el futuro de hombre y el genuino enriquecimiento de su cultura".