El Maestro de Celebraciones Litúrgicas del Papa Benedicto XVI, Mons. Guido Marini, señaló algunos de los principales detalles que el Santo Padre precisa cuidar para celebrar la Santa Misa.
En una entrevista concedida a ACI Prensa, Mons. Marini indicó que para el Papa es muy importante a dirigir la mirada al crucifijo en el momento de la celebración Eucarística.
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En las celebraciones presididas por el Santo Padre, "uno de los aspectos significativos es el de la centralidad del crucifijo sobre el altar", afirmó. Porque –ante todo-, en el momento de la oración eucarística, es fundamental que todos dirijan la mirada y el corazón "hacia el que está en el centro, el Señor, para renovar su sacrificio de amor por la salvación de todos".
Mons. Marini explicó que el Papa es muy cuidadoso en "desarrollar la liturgia como la celebración del misterio de Cristo donde el Señor es el verdadero gran protagonista litúrgico, y donde la participación es auténtica en la medida en que se entra en el Evangelio de Cristo, en el Evangelio del Señor".
Otro aspecto importante para el Santo Padre es la adoración. Indicó que "el Papa repite a menudo que la liturgia es el acto más grande de adoración de la Iglesia, y debe conducir en la adoración".
Mons. Marini dijo a ACI Prensa, que participar en una Misa celebrada por el Santo Padre es también una oportunidad para fortalecer la fe. "En esos momentos pienso, ‘estoy al lado del Vicario de Cristo’, y renuevo mi fe", expresó.
El Prelado recalcó que la liturgia se compone de "muchas pequeñas cosas", como arrodillarse mientras se recibe la Comunión, o guardar silencio en los momentos previstos durante el acto litúrgico.
Para el Prelado es necesario tener siempre presente los pequeños detalles que hacen de la Misa una verdadera conversación con el Señor. Durante la Misa, "yo pienso en la atención a todo lo que entra a componer el rito para que ayude de verdad a quienes participan en vivir la figura de Dios y quienes se ponen en actitud de adoración".
"Desde el lado litúrgico es necesario considerar (estos detalles) para que permanezca bien afirmada esta centralidad de la presencia del Señor, de su ser protagonista, y del sentido también auténtico de la participación en el misterio de Cristo", concluyó.