El Obispo de Córdoba, Mons. Demetrio Fernández, destacó que el domingo 6 de noviembre la Iglesia Católica "celebra la memoria de los mártires de la persecución religiosa en España en la década de los años 30", que "fueron ejecutados simplemente por ser cristianos".
A este respecto y en su carta semanal, recogida por Europa Press, el Obispo recordó que este año se cumple "el 75 aniversario del cruento martirio de miles y miles de españoles que dieron su vida por Jesucristo, confesando abiertamente su fe y rubricándola con su sangre".
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"No hay amor más grande. En torno a un millar ya han sido beatificados y varios miles de ellos están en proceso de ser declarados mártires de Cristo. La Iglesia sigue con cada uno de ellos un minucioso proceso de análisis de su muerte, de los motivos de su muerte y de cómo afrontaron ellos ese trance supremo".
En este punto, Mons. Fernández aclaró que aquellos a quienes la Iglesia llama mártires "no son simplemente caídos de uno o de otro bando. Los mártires están por encima de esas banderías o partidismos".
"Los mártires no cayeron en el frente, en la línea de batalla, donde las balas se entrecruzan, sino que fueron buscados en sus casas, fueron arrestados y llevados a la cárcel y fueron ejecutados simplemente por ser cristianos, por ser curas o monjas, por ser de Acción Católica o de la Iglesia. Fueron ejecutados por odio de la fe".
Sin embargo, "esa rabia y ese odio contra Dios y contra la fe católica se convirtió en una ocasión de expresar un amor más grande, un amor que muere perdonando a los verdugos, un amor que muere cantando lo más bonito del corazón humano. Una vez más, el odio no es la última palabra. La última palabra es el amor, porque Dios es amor".
En cualquier caso, el Obispo subraya en su carta semanal que la Iglesia "no celebra la crueldad de las torturas, ni trae a la memoria la impiedad de los verdugos y menos aún la ideología que sustenta ese odio. La Iglesia celebra el amor más grande que cada uno de sus hijos ha sido capaz de expresar".
Diócesis de mártires
Ello determinó que la Diócesis de Córdoba sea "una diócesis de mártires, también en el siglo XX. Muchos de ellos ya han sido beatificados, ya han sido propuestos por la Iglesia como ejemplo de amor y de entrega, como. Baste recordar al beato Bartolomé Blanco, de Pozoblanco, patrono de la juventud católica de nuestra diócesis".
De igual forma, otros muchos sacerdotes, religiosos, religiosas y seglares están en proceso de ser declarados mártires de Cristo. A todos, según señala el Obispo, "los recordamos llenos de gratitud y de emoción. A los ya beatificados, con el culto solemne que la Iglesia tributa a sus santos. A los que están todavía en proceso, con el culto privado y la certeza contenida hasta que la Iglesia los declare mártires".
"A todos, los miramos con admiración y nos sentimos impulsados por su valentía y entrega a vivir cada uno de nosotros nuestra vida cristiana en esa estela de amor en la que han vivido tantísimos santos a lo largo de la historia".
En definitiva, concluye Mons. Fernández en su carta, la memoria de los mártires "es un nuevo estímulo para seguir a Jesucristo en nuestros días. También hoy encontramos dificultades internas y externas, también hoy topamos con el odio a la fe y el desprecio de Dios".
"Por eso, también hoy –y más que nunca– estamos llamados a vivir un amor que supera las fuerzas humanas y que nos viene de Dios como les vino a los mártires a quienes hoy recordamos".