En su discurso esta mañana a los obispos de Angola y Sao Tomé en visita ad limina en el Vaticano, el Papa Benedicto XVI hizo un enérgico llamado para salvaguardar, a toda costa, "el tesoro precioso" del matrimonio cristiano y el derecho a la vida inherente a todo ser humano.
En su discurso el Santo Padre dijo que en este país africano que visitó en 2009 existen una serie de desafíos a los que toca responde coherentemente: "el primero es el llamado ‘amigamento’ (concubinato) que contradice el plan de Dios para la procreación y la familia humana".
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El Papa indicó que esta situación afecta a la familia, cuyo "valor es insustituible para la sociedad" y alentó a los prelados a que ayuden "a las parejas casadas a adquirir la madurez humana y espiritual necesaria para asumir de modo responsable su misión de cónyuges y padres cristianos".
Es necesario recordarles, dijo, "que el amor esponsal debe ser único e indisoluble, como la alianza entre Cristo y su Iglesia. Este tesoro precioso debe ser salvaguardado, a toda costa".
Otro desafío que enfrentan los angoleños es la división del corazón de los bautizados "entre el cristianismo y las religiones tradicionales africanas. Afligidos por los problemas de la vida, no dudan en recurrir a prácticas incompatibles con el seguimiento de Cristo".
El Papa se refirió con especial preocupación a un "efecto abominable" de esta situación que llega a la "marginación e incluso al asesinato de niños y ancianos, a la que son condenados por falsos dictámenes de brujería".
"Recordando que la vida humana es sagrada en todas sus fases y situaciones, prosigan, queridos obispos, alzando la voz a favor de las víctimas", exhortó el Santo Padre.
Subrayando que este es un problema regional, el Pontífice aseguró que "es oportuno un esfuerzo continuo de las comunidades eclesiales probadas por esta calamidad, buscando determinar el significado profundo de tales prácticas e identificar los riesgos pastorales y sociales que conllevan y de lograr un método que conduzca a su definitiva erradicación, con la colaboración de los gobiernos y de la sociedad civil".
Benedicto XVI se refirió también a la tarea de los prelados de la transmisión de la fe, en el marco de su próximo viaje a Benin y recordó que "la primera y específica contribución de la Iglesia es la proclamación del Evangelio de Cristo".
El Evangelio, recordó el Pontífice, "es el principal y primer factor de desarrollo" que además permite a los cristianos superar "las presiones de las costumbres de la sociedad en la que viven" y a "renunciar –con la gracia del bautismo– a las tendencias dañinas imperantes y a caminar contracorriente guiados por el espíritu de las Bienaventuranzas".
El Papa Benedicto también trató el tema de las etnias en Angola, que genera divisiones entre sus pobladores. "En la Iglesia –explicó– como nueva familia de todos los que creen en Cristo, no hay lugar para ningún tipo de división".
Tras recordar que el Beato Juan Pablo II alentaba a hacer de la Iglesia "la casa y la escuela de la comunión", Benedicto XVI dijo que "en torno al altar se reúnen los hombres y mujeres de tribus, lenguas y naciones distintas, compartiendo el mismo cuerpo y la misma sangre de Jesús Eucaristía, y se convierten en hermanos y hermanas realmente consanguíneos".
"Este vínculo de hermandad es más fuerte que aquel de nuestras familias terrenales y que aquel de las tribus".
"Sí, amados pastores de Angola, Sao Tomé y Príncipe, forman un pueblo de hermanos, que desde aquí abrazo y saludo", concluyó.