El Pontificio Consejo "Justicia y Paz" presentó este lunes una nota en la que llamó a un nuevo humanismo global y propone la creación de una autoridad pública de competencia universal para enfrentar la crisis económica mundial.
"La Autoridad mundial deberá entender su facultad de orientar y decidir, así como de sancionar sobre la base del derecho, como un ponerse al servicio de los varios países miembros, para que crezcan y posean mercados eficientes y eficaces", señaló la nota titulada "Para una reforma del sistema financiero internacional en la perspectiva de una autoridad pública de competencia universal".
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El Secretario del dicasterio, Mons. Mario Toso, dijo que la nota "quiere proponer una reflexión sobre los posibles caminos a recorrer –en línea con el más reciente magisterio social de los pontífices- para alcanzar políticas e instituciones financieras y monetarias eficaces y representativas a nivel mundial, y orientadas a un desarrollo auténticamente humano de todas las personas y pueblos".
Dijo que la Iglesia no desea adentrarse en cuestiones técnicas, sino que se mueve en el plano de su competencia ética y religiosa. En ese sentido, advirtió que las causas de la crisis no son sólo de carácter ético, sino más específicamente, de tipo ideológico.
Explicó que luego de la caída de las viejas ideologías han surgido nuevas "ideologías neoliberalistas, neoutilitaristas y tecnocráticas que, al tiempo que marginan el bien común en favor de dimensiones económicas, financieras y técnicas absolutas, ponen en riesgo el futuro de las instituciones democráticas mismas".
Mons. Toso dijo que es necesario superar esas ideologías mediante un "nuevo humanismo global, abierto a la trascendencia, (…) una ética de la fraternidad y la solidaridad, así como la subordinación de la economía y la finanza a la política, responsable del bien común".
Por ello, el dicasterio sugiere también reformar las actuales instituciones internacionales, que "deben ser expresión de un acuerdo libre y compartido entre los pueblos; más representativas; más participativas; más legitimadas".
"Deben ser ‘super partes’, al servicio del bien común de todos, capaces de ofrecer una guía eficaz y, al mismo tiempo, de permitir que cada país exprese y persiga el propio bien común, según el principio de subsidiariedad, en el contexto del bien común mundial".
Indicó que "solo así las instituciones internacionales conseguirán favorecer la existencia de sistemas monetarios y financieros eficientes y eficaces, o sea, mercados libres y estables, disciplinados por un adecuado cuadro jurídico, dirigidos al desarrollo sostenible y al progreso social de todos".
Afirmó que para esto es necesario recuperar "el primado de lo espiritual y de la ética y, con ello, el de la política, responsable del bien común".
Por su parte, el Presidente del dicasterio, Cardenal Peter Kodwo Appiah Turkson, dijo que el Papa Benedicto XVI sigue "con mucha atención" la sexta reunión del G-20 que se celebrará los días 3 y 4 de noviembre en Cannes (Francia).
El Purpurado dijo que el Papa exhorta y alienta "constantemente no sólo ‘una acción de conjunto’, sino una acción basada en una ‘visión clara de todos los aspectos económicos, sociales, culturales y espirituales’".