Al recibir esta mañana los miembros de la Fundación Juan Pablo II que celebra 30 años de creación, el Papa Benedicto XVI alentó a sus miembros a proseguir en la tarea de divulgar el legado y las enseñanzas del Beato Pontífice cuya fiesta se celebró el sábado 22 de octubre.
En la Sala Clementina del Palacio Apostólico Vaticano, el Santo Padre saludó de modo especial al Arzobispo de Cracovia (Polonia), Cardenal Stanislaw Dziwisz, secretario por más de 40 años del Beato Juan Pablo II, así como uno de los promotores y actual presidente de la fundación. Recordó luego que la institución se propone conservar y desarrollar la herencia espiritual del Papa polaco para transmitirla a las generaciones futuras.
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Mediante el Centro de documentación y estudio del pontificado de Juan Pablo II, la fundación reúne archivos, bibliografía y piezas de museo, y promueve publicaciones, exposiciones, congresos y otros eventos científicos y culturales "para divulgar las enseñanzas y la actividad pastoral y humanitaria del beato Pontífice".
Benedicto XVI destacó luego la labor, expresamente querida por Juan Pablo II, de asistencia a la formación del clero y los laicos, especialmente en los países del Centro y Este de Europa.
"Cada año –dijo– llegan a Lublin, Varsovia y Cracovia estudiantes de países que en tiempos pasados sufrieron la opresión ideológica del régimen comunista, para seguir estudios en las diversas ramas de la ciencia; así como para vivir nuevas experiencias, encontrar tradiciones espirituales diferentes y ampliar su horizonte cultural".
Luego, continuó el Papa, "regresan a sus países, enriqueciendo los varios sectores de la vida económica, cultural, política, social, y eclesial. Más de 900 graduados son un don precioso para estas naciones. (…) Espero que este trabajo continúe, se desarrolle y dé frutos abundantes".
Benedicto XVI aseguró que uno de los mayores éxitos de la fundación es que ha sabido crear "una unión espiritual de miles de personas en varios continentes que no sólo la apoyan materialmente, sino que constituyen círculos de amigos, comunidades de formación basadas en las enseñanzas y el ejemplo de Juan Pablo II".
"Ellos detectan las necesidades del presente, miran al futuro con confianza y se comprometen a infundir en el mundo más profundamente el espíritu de solidaridad y fraternidad. Agradezcamos al Señor el don del Espíritu Santo que os une, ilumina e inspira", concluyó el Santo Padre.