Al recibir esta mañana las credenciales del nuevo embajador de los Países Bajos ante la Santa Sede, Joseph Weterings, el Papa Benedicto XVI resaltó que la Iglesia Católica siempre está de parte de la justicia y la recta razón.
Al iniciar su discurso el Santo Padre dijo que la contribución de la Santa Sede a la diplomacia internacional consiste en gran parte "en la articulación de los principios éticos que deben sustentar el orden social y político, y en llamar la atención sobre la necesidad de actuar para remediar a la violación de dichos principios".
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La Santa Sede actúa evidentemente, desde el punto de vista de la fe cristiana, pero, observó el Papa repitiendo uno de sus principales argumentos expuestos a los miembros del Bundestag (Parlamento alemán) en su viaje en septiembre, "el cristianismo ha señalado siempre a la razón y la naturaleza como fuentes de las normas en que debe asentarse un estado de derecho".
"Por lo tanto el diálogo diplomático en el que la Santa Sede se compromete no se desarrolla en el terreno confesional ni en el pragmático, sino en el de los principios de aplicación universal que son tan reales como los elementos físicos del entorno natural".
El Papa subrayó luego que "la Iglesia pretende promover la justicia natural –como es su derecho y su deber– cuando actúa dando voz a los que no la tienen y defendiendo los derechos de los indefensos, incluyendo a los pobres, los enfermos, los no nacidos, los ancianos, y los miembros de los grupos minoritarios que sufren una discriminación injusta".
Benedicto XVI indicó también que "sin dejar de reconocer con humildad que sus propios miembros no están siempre a la altura de los altos estándares morales que propone, la Iglesia no puede hacer otra cosa que seguir instando a todas las personas, incluidos los que forman parte de ella, a tratar de hacer lo que está de acuerdo con la justicia y la recta razón y de oponerse a lo que es contrario".
El Papa enumeró a continuación los ámbitos de interés común entre la Santa Sede y los Países Bajos, como la promoción de la paz a través de la resolución de los conflictos en curso, la oposición a la proliferación de armas de destrucción de masas, el fomento de la autosuficiencia de los países emergentes y la defensa de la dignidad humana.
También reconoció la generosidad de los holandeses a la hora de brindar ayudas de emergencia.
Benedicto XVI manifestó su complacencia por los pasos que ha dado el gobierno holandés para desincentivar el consumo de drogas y la prostitución, y concluyó expresando su agrado por la promoción de la libertad religiosa en Holanda, un tema de especial interés para la Santa Sede en estos momentos.
La libertad de religión, dijo el Papa, "se ve amenazada no sólo por las limitaciones legales en algunas partes del mundo, sino por una mentalidad anti-religiosa en muchas sociedades, incluso en aquellas donde la libertad de religión goza de la protección de la ley".
"Por tanto, es de esperar que su Gobierno seguirá vigilando para que la libertad de religión y la libertad de culto sigan siendo protegidos y promovidos, tanto en su país como fuera de él", concluyó.