Luego del inicio de las eliminatorias para el Mundial de Fútbol Brasil 2014, el Arzobispo de Lima (Perú), Cardenal Juan Luis Cipriani, llamó a los fieles a dar su verdadero lugar al deporte y no convertirlo en una religión, porque "la fiesta del deporte va más allá de la violencia".
"Creo que el deporte tiene su lugar; tampoco hagamos del deporte una religión, pero une al país; es un ejemplo cuando uno ve disciplina, un buen momento como el que vimos ayer (viernes 7). Mi saludo a esos muchachos y les pido tranquilidad, humildad y a luchar. Se gana o se pierde, pero se queda en la cancha el ejemplo de un hombre íntegro", dijo el Cardenal el sábado al comentar el triunfo de Perú sobre Paraguay en la primera fecha de las eliminatorias.
Recibe las principales noticias de ACI Prensa por WhatsApp y Telegram
Cada vez es más difícil ver noticias católicas en las redes sociales. Suscríbete a nuestros canales gratuitos hoy:
Durante el programa radial Diálogo de Fe, el Purpurado destacó la fuerza y compromiso de los jugadores a quienes animó a cuidar de sus hogares, de sus familias y a ser buenas personas. Manifestó sentirse conmovido al ver cómo daban gracias a Dios continuamente y al ver la fiesta del deporte en su mejor expresión.
Imitar a los héroes
En otro momento del programa, el Arzobispo recordó la figura de Miguel Grau, héroe peruano del combate naval de Angamos de 1879 durante la guerra con Chile. "Tenemos que seguir las huellas de un peruano, que debe ser el número uno por su ejemplaridad y su permanencia en la historia; de quien, conforme se ha conocido más cosas de su vida, hemos conocido más rasgos de su integridad moral", prosiguió.
"(Miguel Grau) fue un hombre profesional a carta cabal, que puso en juego la vida por la integridad de su patria, que tuvo la grandeza de no masacrar al enemigo sino de respetarlo en su dignidad humana. Por eso, la grandeza de Grau trasciende al suceso puramente militar", añadió.
El Cardenal dijo que "como Grau hay tantos peruanos y peruanas en todos los rincones que desde su pequeño esfuerzo, desde su responsabilidad personal, sabiendo cuidar a sus familias y sabiendo poner a Dios en su trabajo, hacen de este país un país grande".
El Purpurado también aprovechó para agradecer al pueblo de Ayacucho, donde fue Arzobispo durante los años del terrorismo, por reconocer el trabajo de la Iglesia en esos años oscuros y difíciles.
"Cuando he ido a la presentación del nuevo arzobispo de Ayacucho, Monseñor Salvador Piñeiro, he visto a la gente agradecer el trabajo silencioso de tantas religiosas, misioneros, agentes de pastoral, sacerdotes, obispos. Fueron muchos hombres y mujeres que mantuvieron viva la llama de la fe en medio de tanta violencia y barbarie", recordó.