Fernando Sánchez Campos, Embajador de Costa Rica ante la Santa Sede, aseguró que San Pío de Pieltrecina, cuya fiesta celebra hoy la Iglesia Católica, ayudó a salvar a su hijo de la muerte cuando los médicos le daban pocos días de vida.
En una entrevista concedida en Roma, el Embajador Campos explicó a ACI Prensa que Padre Pío intercedió ante Dios para que su bebé Fernando Felipe se sanara. "Estoy segurísimo que fue un milagro por intercesión de Padre Pío", afirma el diplomático.
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En el año 2007, la esposa del diplomático, Milagro, presentó complicaciones en su embarazo y el corazón de su hijo latía demasiado rápido. Los esposos se dirigieron a la parroquia más cercana, donde el Padre Gabriel Corrales –en presencia de una imagen de San Pío de Pieltrecina– bendijo el vientre de la embarazada.
Fernando Felipe nació con una enfermedad súbitamente mortal en adultos y con escasa esperanza de vida en neonatos, caracterizada por taquicardias muy severas. El niño no mejoraba y recibió hasta cinco shocks eléctricos, un tratamiento pre natal y medicinas tras el parto. "Se fueron agotando los métodos de curación y el niño no respondía".
Fernando Felipe fue internado en la unidad de cuidados intensivos y en la noche del 23 de septiembre, coincidiendo con la fiesta de San Pío de Pieltrecina, recibió la visita del Padre Corrales, quien llevó una reliquia del Padre Pío, unas gasas ensangrentadas por sus estigmas.
El embajador se unió en oración al sacerdote, quien –sin saberlo– superó todos los controles de seguridad del hospital sin recibir oposición alguna. "No entiendo cómo entró a medianoche al hospital, y tampoco sé cómo entró a cuidados intensivos, se necesita un permiso especial, y aún menos entiendo cómo llegó a neonatos", explicó.
Poco después el niño se estabilizó para sorpresa de los médicos.
Campos afirma que "inmediatamente minutos después a la oración, el registro de los latidos daba resultados absolutamente normales. Y además, lo más increíble, es que tenía que estar en tratamiento por seis meses, y se le suspendió porque no hacía falta, quedó absolutamente sin secuela alguna".
Al saber de la historia, el Santo Padre quiso conocer al niño del milagro. Durante el encuentro, Fernando Felipe no se separó de las faldas del Pontífice, "se subió al trono del Papa quien se rió mucho con él. Y lo más lindo es que al final, cuando salimos todos, el niño volvió a la estancia del Papa y se despidió de él", explica Campos.
Actualmente Fernando Felipe tiene 3 años, y una hermanita que en honor a la curación se llama María Pía.