El Arzobispo de Piura (norte del Perú), Mons. José Antonio Eguren Anselmi, alentó a las familia a ser siempre cenáculo de amor y santuario de la vida, promoviendo además el matrimonio natural entre un hombre y una mujer, especialmente ante los ataques que sufre actualmente.
Así lo indicó en la homilía de la Misa que celebró ayer en la Catedral de Piura en el Día Nacional de la Familia, ocasión que aprovechó para pedir a los fieles rezar por esta institución para que sea "defendida y respetada como verdaderos cenáculos de amor y santuarios de la vida".
Recibe las principales noticias de ACI Prensa por WhatsApp y Telegram
Cada vez es más difícil ver noticias católicas en las redes sociales. Suscríbete a nuestros canales gratuitos hoy:
"Si queremos darle u rostro verdaderamente humano a nuestro futuro no podemos ignorar el don precioso de la familia, fundada sobre el matrimonio entre un hombre y una mujer en un consorcio de amor para toda la vida", señaló el también presidente de la Comisión de Vida y Familia de la Conferencia Episcopal Peruana.
Sobre el Evangelio, en el que Jesús pide a sus discípulos perdonar hasta 70 veces siete, el Arzobispo explicó que esto significa que el Señor pide a los fieles perdonar siempre, a ejemplo de Dios que siempre perdona al hombre cuando está arrepentido.
"Hermanos –dijo– Dios en un acto de profundo amor misericordioso canceló el pecado original, saldó todos los pecados de la humanidad de ayer, de hoy y de mañana, enviando a su único Hijo, Jesucristo, quien se encarnó en el seno virginal de Santa María y murió en la Cruz por amor a nosotros, para nuestra salvación".
"El gran problema de hoy es que hemos perdido la conciencia del pecado y de la esclavitud que ello significa para nuestra vida. Nuestros pecados se han pagado con la muerte de Cristo en la Cruz, con la entrega de su Cuerpo y derramando hasta la última gota de su Sangre para alcanzarnos la perfecta reconciliación".
El Arzobispo pidió también a los fieles tener en cuenta "la infinita misericordia de Dios con nosotros, movamos nuestros corazones al perdón entre nosotros. Si Dios ha pagado la deuda de nuestros pecados, ¿acaso entre nosotros no debiera haber más entrañas de amor, más entrañas de misericordia? Dios espera que aquél a quien Él ha perdonado todos sus pecados sea capaz de perdonar al prójimo que le pide perdón".
Finalmente el Prelado rezó con los presentes la oración preparada para el Día de la Familia.