En el encuentro que sostuvo esta tarde en las instalaciones de la Feria de Madrid (IFEMA) con unos 12 mil voluntarios de la Jornada Mundial de la Juventud, el Papa Benedicto XVI señaló que "amar es servir y el servicio acrecienta el amor".
Benedicto XVI dejó la Nunciatura Apostólica de Madrid a las 5:26 p.m., hora local, en medio de los vivas y aplausos de un nutrido grupo de fieles que lo esperaba para expresarle su afecto, como ha sucedido todos estos días de su estadía desde el jueves 18 de agosto.
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Como es su costumbre, el Papa detuvo el papamóvil nada más haber dejado la Nunciatura para bendecir a un bebé que le presentaron. En su recorrido por las calles la gente seguía coreando su nombre y gritaba "¡Que viva el Papa!"
Antes de llegar al estrado desde donde hablaría decorado con flores de colores y en el que lo esperaban algunos de los voluntarios, el Papa recorrió las instalaciones del IFEMA para saludar a los miles de voluntarios que lo esperaron y bendijo a siete bebés que le fueron presentados durante su recorrido.
El encuentro se inició con el canto del himno de la JMJ por parte de los voluntarios. En representación de todos ellos, Javier Reyes, un maestro de 25 años de edad, dirigió unas palabras al Pontífice, a quien le dijo que "su testimonio de entrega, manifestado en este viaje apostólico a Madrid, ha sido un ejemplo para toda la juventud".
"Nos queda otra gran tarea: seguir creciendo como Iglesia, como personas arraigadas en Cristo y protegidos por nuestra Madre la Virgen María, para ser testigos de Jesucristo", aseguró Reyes.
A su turno, la voluntaria Giselle Azevedo de Río de Janeiro de 22 años, dijo al Papa: "participé de la Jornada de Colonia y por eso estoy aquí, por gratitud. Esa jornada me confirmó que la Iglesia era mi lugar. Soy misionera y me he comprometido a llevar a Dios adonde haga falta. Quiero dar testimonio con mi vida de que Cristo no quita nada sino que lo da todo".
Seguidamente agradeció al Papa por la elección de Río para la siguiente JMJ y confió el éxito de este evento a Nuestra Señora de Aparecida, Patrona de Brasil.
El discurso del Papa
En su discurso, interrumpido en diversas ocasiones por la ovación de los jóvenes presentes, el Santo Padre agradeció reiteradamente la entrega y la dedicación de los voluntarios, que constituye un "gesto entrañable de amor".
Tras afirmar que, con certeza, la experiencia del voluntariados "os ha enriquecido a todos en vuestra vida cristiana, que es fundamentalmente un servicio de amor", el Papa aseguró que "el Señor trasformará vuestro cansancio acumulado, las preocupaciones y el agobio de muchos momentos en frutos de virtudes cristianas".
Benedicto XVI resaltó luego que "amar es servir y el servicio acrecienta el amor. Pienso que es este uno de los frutos más bellos de vuestra contribución a la Jornada Mundial de la Juventud".
El Papa dijo luego que estos días pueden haber generado en los voluntarios una sencilla pero esencial pregunta: "¿Qué quiere Dios de mí? ¿Cuál es su designio sobre mi vida? ¿Me llama Cristo a seguirlo más de cerca? ¿No podría yo gastar mi vida entera en la misión de anunciar al mundo la grandeza de su amor a través del sacerdocio, la vida consagrada o el matrimonio?"
"Si ha surgido esa inquietud –prosiguió el Santo Padre– dejaos llevar por el Señor y ofreceos como voluntarios al servicio de Aquel que ‘no ha venido a ser servido sino a servir y a dar su vida como rescate por muchos’".
"Vuestra vida alcanzará una plenitud insospechada. Quizás alguno esté pensando: el Papa ha venido a darnos las gracias y se va pidiendo. Sí, así es. Ésta es la misión del Papa, Sucesor de Pedro. Y no olvidéis que Pedro, en su primera carta, recuerda a los cristianos el precio con que han sido rescatados: el de la sangre de Cristo".
Finalmente Benedicto XVI dijo que "quien valora su vida desde esta perspectiva sabe que al amor de Cristo solo se puede responder con amor, y eso es lo que os pide el Papa en esta despedida: que respondáis con amor a quien por amor se ha entregado por vosotros. Gracias de nuevo y que Dios vaya siempre con vosotros".
Al finalizar su discurso, los jóvenes respondieron con el estribillo "¡Esta es la juventud del Papa!". Juntos rezaron un Padre Nuestro y luego el Papa bendijo a todos los voluntarios.
Antes de salir el Papa saludó, besó y abrazó a una joven con discapacidad con quien conversó brevemente y a quien obsequió un rosario.
Benedicto XVI fue despedido entre muchas muestras de aprecio, para luego dirigirse al aeropuerto internacional de Barajas para la ceremonia oficial de despedida.