La asociación católica internacional Ayuda a la Iglesia Necesitada (AIN) también manifestó su pesar por la muerte del heroico Cardenal Kazimierz Swiatek, fallecido el jueves 21 de julio a la edad de 96 años, sobreviviente de los campos de concentración rusos y pilar de la Iglesia en Bielorrusia.
En una entrevista con AIN, el Cardenal Swiatek recordaba el tiempo que permaneció en los gulags: "Era un comando de muerte. Trabajábamos con temperaturas de hasta 40 grados bajo cero talando árboles y dormíamos un total de 300 personas en una semlanka (una cavidad en la tierra) cubierta de cualquier manera, sin luz y sin nada de nada".
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"Nos decían que no valíamos ni una bala, pues ahí moriríamos de todas formas, y, hasta entonces, al menos podíamos trabajar. La muerte llegaba como consecuencia de la extenuación, el hambre y el frío".
Por la mañana, "antes de ir al trabajo, tiraban a los muertos fuera, donde se los comían los lobos por la noche. Al cabo de tres años, aún vivo, me enviaron a Workuta, donde el invierno dura los doce meses del año".
En la misma entrevista, el Cardenal contó a AIN que cuando recuperó la libertad, el sacerdote más próximo vivía al este, en Alaska. Él mismo era el único sacerdote de su diócesis que había sobrevivido a la persecución soviética de los cristianos. Oficialmente, no había parroquias, y los creyentes que acudían a la iglesia sufrían represalias.
"Sí, nos llamaban la Iglesia del silencio, y muchos en Occidente pensaban que ya no existíamos. Pero nosotros vivíamos en las catacumbas, y ahí es donde sobrevivió nuestra Iglesia".
Una vez libre, en 1954 el Cardenal Swiatek, se encontró con una Iglesia devastada que había sufrido la destrucción del 90 por ciento de sus templos. El Purpurado calificó el adoctrinamiento comunista de los jóvenes como el "Chernóbil de las almas", en referencia al desastre nuclear de 1989 que afectó al país.
En cuanto cayó la "Cortina de hierro" solicitó ayuda a AIN para varios proyectos, como la rehabilitación del seminario mayor de Pinsk y la restauración de la catedral de Minsk.
En relación con su episcopado en esos difíciles tiempos, explicó a AIN: "afortunadamente, soy un luchador, porque para la reconstrucción de la Iglesia hay que serlo".
AIN recuerda también la amistad del Cardenal con el fundador de AIN, el P. Werenfried van Straaten, con quien compartía la visión de la crisis espiritual de Occidente y de la devastación que la propaganda atea de Oriente había ocasionado en el alma de la gente. Ambos "luchadores" de la Iglesia mantuvieron una estrecha y cordial relación hasta el fallecimiento del P. Werenfried el 31 de enero de 2003.
A pesar de su avanzada edad, el Cardenal Swiatek, que no pudo acudir al entierro del P. Werenfried, acudió un año más tarde a Königstein im Taunus (Alemania), para visitar ahí la tumba de su amigo.
En 2010, cuando tenía 95 años, el Cardenal Kazimierz Swiatek declaró en una entrevista con la agencia católica austríaca Kathpress que "la Iglesia es una fuerza con la que siempre había que contar".