Unos 40 niños asisten en Estocolmo (Suecia) al jardín infantil Egalia, un centro que se presenta como el proyecto más radical a favor de la ideología de género al educar a los menores sin tratarlos como niños o niñas para que cada uno elija desde la edad más temprana su "orientación sexual".
Según informa ForumLibertas.org, "la escuela Egalia no considera a los niños niños ni a las niñas niñas sino que para ellos todo es neutro", los profesores han eliminado "por completo el uso de palabras como él y ella, y en su lugar utilizan el pronombre finlandés hen, que, al ser neutro, sirve para referirse tanto a un hombre como a una mujer".
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La escuela dice que tras un año de funcionamiento ya tiene una lista de espera de 200 familias que esperan plaza. "¿Quiénes son los principales alimentadores de esta escuela?, las parejas homosexuales", informa la agencia.
"La sociedad espera que las niñas sean frágiles, gentiles y bonitas y que los niños sean machos, ásperos y extrovertidos. En ‘Egalia’ les damos la fantástica oportunidad de ser quienes quieran ser", afirma Jenny Johnsson, una de las profesoras.
En declaraciones a ACI Prensa, la médico psiquiatra Maíta García Trovato, explicó que esta situación "además de ser absurda hasta podría configurar una forma de maltrato infantil" y recordó que "los niños no son conejillos de Indias para ser sometidos a esta suerte de experimento social".
"El intento de introducir la ideología de género desde los primeros años de vida es una de las estrategias diseñadas por los promotores de la misma. En el afán de ‘luchar contra los estereotipos’ olvidan cosas tan obvias como la diferencia sexual que hace la complementariedad de dos personas y las lleva a formar un bien que todas las sociedades protegen por ser el hábitat del ser humano: la familia", indicó.
Plantear la posibilidad de "escoger" el género a los niños "es un despropósito y lo único que se conseguiría es negar una identidad a la que todos tenemos derecho desde que tomamos conciencia de quienes somos: la identidad sexual".
"Un niño sano, varón o mujer, sabe y siente, desde antes de los cuatro años de edad a qué sexo pertenece. Negarlo es un absurdo y además, un abuso de personas mayores que están obligadas a dar al niño todo lo necesario para su desarrollo pleno y normal", agregó García Trovato.
La experta recordó que "la identidad sexual es la íntima convicción que todos tenemos de pertenecer a un determinado sexo y es una de las primeras que se establecen en la especie humana".
"¿Por qué desestimarla? ¿Por qué despertar en los niños inseguridad en este aspecto tan importante para su vida? ¿Con qué propósito? ¿Qué clase de sociedad se busca? Además y no menos grave ¿es lícito utilizar a los pequeños para experimentos sociales?", cuestionó.
"Los niños tienen derechos. Los adultos, frente a ellos, tenemos deberes. Entre otros, el de velar por su seguridad física, mental, emocional y moral", concluyó.