Grupos pro-vida de los países miembros de la Organización de Estados Americanos (OEA) expresaron su total rechazo a la posibilidad de que los países miembros de este organismo internacional puedan considerar su apoyo a la llamada "Convención Interamericana sobre los Derechos Sexuales y Reproductivos", que busca imponer el aborto y la ideología gay.
Esta convención fue rechazada a inicios de junio de este año, en la 41° Sesión Ordinaria de la OEA, luego de que un pequeño grupo de activistas del lobby abortista irrumpiera en la sesión de seguridad, tomando por sorpresa a los delegados y exigiendo la introducción de este documento en la agenda del organismo internacional.
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En declaraciones a ACI Prensa, Julia Regina de Cardenal, presidenta de la Fundación Sí a la Vida, con sede en El Salvador, manifestó que "esperamos que una propuesta tan radical y extremista en contra del derecho a la vida, de la familia y de la soberanía de las naciones no sea introducida ni apoyada nunca por ningún Estado miembro de la OEA".
Cardenal afirmó que las consecuencias de ser aprobado este documento por la OEA, serían "la legalización obligatoria del aborto y el acceso gratuito para todas las edades en los estados americanos, la eliminación del derecho a la objeción de conciencia y la libertad religiosa y una persecución religiosa y silenciamiento, especialmente al cristianismo".
La aprobación de esta Convención, en palabras de la líder pro-vida salvadoreña, significaría un "grave atentado contra el matrimonio y la familia y una amenaza a los derechos de los padres como primeros, principales e insustituibles educadores de sus hijos".
Cardenal también indicó a ACI Prensa que el documento vulnera el "derecho de los niños en adopción a ser acogidos por un padre y una madre" y promueve "el uso de una tecnología reproductiva al servicio de egoísmos mezquinos y un poder desmedido del Estado para adoctrinamiento obligatorio, buscando la ‘reeducación’ sobre orientación sexual, aborto, género y ‘derechos sexuales y reproductivos’".
Georgina de Rivas, directora ejecutiva de la Fundación Sí a la Vida, declaró a ACI Prensa que esta convención promueve la ideología gay, pues "en uno de sus artículos se habla del derecho de la pareja a decidir cuántos hijos tener y del derecho de adoptar, estas opciones las deja abiertas a todo ‘tipo de familia’ o sea parejas de hombres con hombres y mujeres con mujeres".
Rivas también denunció que la agenda de los organismos que buscan la aprobación de esta Convención en la OEA "se trata de imponer por todos los medios que puedan ejercer presión internacional sobre los países soberanos ya que saben que no cuentan con la aprobación de la mayoría ciudadana. Es una imposición internacional que obedece a intereses económicos".
La directora ejecutiva de la Fundación Sí a la Vida desmintió que la oposición a la ideología gay sea un asunto religioso, pues "la oposición a esta ideología en primera instancia es debido a que va en contra de la naturaleza. Implica una anarquía que redundara en una dominación sobre quienes adopten estas prácticas desordenadas de libertinaje sexual, homosexualidad".
Esta anarquía "consecuentemente producirá una sociedad decadente y sometida al yugo de necesidades creadas por el desorden".
Rivas indicó a ACI Prensa que "si deseamos estados fuertes y sanos, debemos velar por que nuestras familias se fortalezcan para que los hijos que vienen de ellas sean personas con capacidad de ofrecer desarrollo a sus países, basándose en principios y verdades universales e inmutables".
Por su parte, Marie Smith, de la Red Parlamentaria para Temas Críticos alertó a ACI Prensa que a pesar de que muchos piensan que la Convención sobre los Derechos Sexuales y Reproductivos es muy "extremista" para ser aprobada por el organismo interamericano, ella considera que aún "puede ser introducida en el sistema de la OEA y comenzará la presión a los países miembros para apoyarla".
"Estos esfuerzos no pueden ser subestimados o considerados como poco viables de que se realicen. Muchos en los Estados Unidos, antes de 1973, creían que la Corte Suprema de Justicia nunca legalizaría el aborto a pedido. Trágicamente no se dieron cuenta de su error hasta después de que dicho tribunal había legalizado el aborto a demanda, en cualquier momento durante los nueve meses de embarazo", concluyó.