Al presidir esta mañana la entrega del Premio Ratzinger a la investigación teológica, el Papa Benedicto XVI explicó que "Dios no es un objeto de la experimentación humana".
En su discurso a los ganadores del premio: el profesor Olegario González de Cardedal, el profesor Manlio Simonetti y el sacerdote Maximilian Heim, el Santo Padre explicó que existe un límite al uso de la razón: "Dios no es un objeto de la experimentación humana. Él es Sujeto y se manifiesta sólo en la relación de persona a persona: esto forma parte de la esencia de la persona".
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Benedicto XVI hizo esta afirmación al contestar a la pregunta sobre lo que verdaderamente es la teología. "La teología –dijo– es ciencia de la fe, nos dice la tradición. Pero aquí surge, inmediatamente, la pregunta: ¿verdaderamente es posible? ¿O no es esto en sí mismo una contradicción? ¿Acaso ciencia no es lo contrario de fe? ¿La fe no deja de ser fe, cuando se convierte en ciencia? ¿Y no deja la ciencia de ser ciencia cuando está ordenada, o incluso subordinada, a la fe?"
"Estas cuestiones, que ya para la teología medieval representaban un serio problema, con el moderno concepto de ciencia se han vuelto aún más impelentes, a primera vista incluso sin solución. Se comprende así porqué, en la era moderna, la teología en vastos ámbitos se haya retirado primariamente en el ámbito de la historia, a fin de demostrar aquí su seria característica científica".
Benedicto XVI dijo luego que es necesario entonces "reconocer, con gratitud, que con esto se hayan realizado obras grandiosas, y el mensaje cristiano ha recibido nueva luz, capaz de hacer visible su íntima riqueza. Sin embargo, si la teología se retira totalmente al pasado, deja hoy a la fe en la oscuridad".
"Después, en una segunda fase, se han concentrado en la praxis, para mostrar que la teología, en relación con la psicología y la sociología, es una ciencia útil que da indicaciones concretas para la vida. También esto es importante, pero si el fundamento de la teología, la fe, no llega a ser al mismo tiempo objeto del pensamiento, si la praxis es referida sólo a sí misma, o vive únicamente de los préstamos de las ciencias humanas, entones la praxis se vuelve vacía y privada de fundamento".
Según señala la nota de Radio Vaticana, el Papa indicó que "por tanto, estos caminos no son suficientes. Por cuanto sean útiles e importantes, se convierten en subterfugios, y permanece sin respuesta la verdadera pregunta. Que resuena: ¿es verdad aquello en lo que creemos o no? En la teología está en juego la cuestión acerca de la verdad; ella es su fundamento último y esencial".
Tras explicar que al ser Cristo mismo la Verdad a la que se puede acceder a través de la razón humana, el Papa indicó que "la razón experimental se presenta hoy ampliamente como la única forma de racionalidad declarada científica. Lo que no puede ser científicamente verificado o falsificado cae fuera del ámbito científico".
"Con esta formulación se han realizado obras grandiosas; que ella sea justa y necesaria en el ámbito del conocimiento de la naturaleza y de sus leyes nadie querrá seriamente ponerlo en duda. Sin embargo, existe un límite a semejante uso de la razón: Dios no es un objeto de la experimentación humana. Él es Sujeto y se manifiesta sólo en la relación de persona a persona: esto forma parte de la esencia de la persona".
El Santo Padre refirió luego un segundo uso de la razón: "el amor quiere conocer mejor a aquel que ama. El amor, el amor verdadero, no vuelve ciegos, sino videntes. De esto forma parte precisamente la sed de conocimiento, de un verdadero conocimiento del otro".
"Por esto, los Padres de la Iglesia han encontrado los precursores y los pioneros del cristianismo –fuera del mundo de la revelación de Israel– no en el ámbito de la religión consuetudinaria, sino en los hombres en busca de Dios, en los "filósofos": en personas que estaban sedientas de verdad y estaban, por lo tanto, en camino hacia Dios".
"Cuando no existe este uso de la razón –precisó el Papa– entonces las grandes cuestiones de la humanidad caen fuera del ámbito de la razón y son dejadas a la irracionalidad. Por esto una teología auténtica es tan importante. La fe recta orienta la razón para abrirse a lo divino, a fin de que ella, guiada por el amor por la verdad, pueda conocer a Dios más de cerca".
"La iniciativa para este camino está en Dios, que ha puesto en el corazón del hombre la búsqueda de su Rostro. Por tanto, forma parte de la teología, por un lado, la humildad que se deja "tocar" por Dios y, por otro, la disciplina que se liga al orden de la razón, preserva el amor de la ceguera y ayuda a desarrollar su fuerza visiva".
Finalmente el Papa dijo ser "consciente de que con todo esto no ha sido dada una respuesta a la cuestión acerca de la posibilidad y la tarea de la recta teología, sino que sólo ha sido puesta en luz la grandeza del desafío ínsito en la naturaleza de la teología. Sin embargo, precisamente de este desafío el hombre tiene necesidad, porque ella nos impulsa a abrir nuestra razón interrogándonos acerca de la misma verdad, acerca del rostro de Dios".