El jueves 16 de junio los Obispos de Estados Unidos dieron a conocer una declaración, la primera de manera colectiva sobre el tema del suicidio asistido, titulada "Vivir cada día con dignidad" en la que se rechaza la idea que tienen algunos de considerar a la eutanasia como una forma compasiva del tratamiento médico.
En Estados Unidos el suicidio asistido está legalizado desde 1994, en Washington desde 2008 y en Montana desde 2010.
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En la conferencia de prensa de la presentación el Cardenal Daniel DiNardo, presidente del comité pro-vida de los obispos de EEUU, resaltó que "eliminarse uno mismo es una falsa opción".
"La Iglesia necesita responder a tiempo y de modo visible a este nuevo desafío, que seguramente buscarán aprobar en otros estados en los próximos años", dijo el Cardenal.
El documento recibió el voto favorable de 191 votos. En él se señala que la verdadera compasión tiene que ver con "responder a las necesidades de los pacientes y comprometerse con su igual valor como seres humanos".
Los obispos también señalan que si se permite el suicidio asistido en una sociedad, "inevitablemente" se buscará eliminar a personas con enfermedades crónicas y con discapacidades "cuyo sufrimiento es considerado lo suficientemente grave como para el suicidio asistido".
En la conferencia de prensa el Cardenal DiNardo también advirtió del grave riesgo que significa que en el campo médico se pierda la identidad fundamental que permite alentar la preservación de la vida.
En vez de tratar a la vida como una enfermedad, dicen los obispos en el texto, los médicos deben "proporcionar los cuidados paliativos que protejan la vida" manteniendo "el principio de la igualdad y la inherencia de los derechos humanos y de principios éticos en la profesión médica".
La doctrina católica sobre la eutanasia está contenida en los numerales 2276, 2277, 2278 y 2279 del Catecismo de la Iglesia en donde se señala con claridad que "cualesquiera que sean los motivos y los medios, la eutanasia directa consiste en poner fin a la vida de personas disminuidas, enfermas o moribundas. Es moralmente inaceptable".
"Por tanto, una acción o una omisión que, de suyo o en la intención, provoca la muerte para suprimir el dolor, constituye un homicidio gravemente contrario a la dignidad de la persona humana y al respeto del Dios vivo, su Creador. El error de juicio en el que se puede haber caído de buena fe no cambia la naturaleza de este acto homicida, que se ha de rechazar y excluir siempre".
En ellos también se explica la necesidad de los cuidados paliativos ante el sufrimiento, que constituyen "una forma privilegiada de la caridad desinteresada. Por esta razón deben ser alentados".
Más información sobre la eutanasia en: http://www.aciprensa.com/eutanasia