Al recibir este mediodía (hora local) a más de 2 000 gitanos en el Vaticano, el Papa Benedicto XVI alentó a que nunca más este pueblo sea víctima de desprecio, vejaciones o discriminaciones.
En su discurso en italiano y en lengua romaní, el Santo Padre saludó a los gitanos que llegaron a Roma en ocasión del 150° aniversario del nacimiento y 75° aniversario del martirio del Beato gitano de origen español Ceferino Giménez Maya.
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Como Pablo VI quien ya había expresado el valor de los gitanos, el Papa dijo a los presentes en el Vaticano que "también yo hoy repito con afecto: ¡vosotros estáis en la Iglesia! ¡Sois una parte muy querida del Pueblo peregrino de Dios, y nos recordáis que no tenemos, aquí, una ciudad permanente, sino que caminamos en busca de aquella futura. También a vosotros os ha llegado el mensaje de salvación, al que habéis respondido con fe y esperanza".
Según señala Radio Vaticana, sobre el beato Ceferino el Papa dijo que "la amistad con el Señor ha hecho de este Mártir un testigo auténtico de la fe y de la caridad. Con la intensidad con la que quería a Dios y descubría su presencia en cada persona y en cada ocasión, el beato Zeferino amaba a la Iglesia y a sus pastores. Su profunda fe religiosa encontraba expresión en la participación diaria en la Santa Misa y el rezo del Rosario".
"Hoy este ‘mártir del Rosario’, cuya corona llevaba siempre en el bolsillo, que fue causa de su arresto y que no dejó que se la quitaran ni en el momento de morir, os invita a seguir su ejemplo y os muestra el camino: la oración y en particular el rosario, el amor por la Eucaristía y los sacramentos, la observancia de los mandamientos, la honestidad, la caridad y la generosidad hacia los demás, especialmente hacia los pobres".
Esto, dijo el Papa, "os hará fuertes para hacer frente al riesgo de las sectas y otros grupos que quieran poner en peligro vuestra comunión con la Iglesia".
"Vuestra historia es compleja y, en algunos períodos, dolorosa. Sois un pueblo que, en los siglos pasados, no vivió ideologías nacionalistas, no aspiró a poseer una tierra o a dominar otras gentes. Os habéis quedado sin patria e idealmente habéis considerado todo el continente como vuestro hogar. Sin embargo, persisten graves y preocupantes problemas, como las relaciones, a menudo difíciles, con las sociedades en las que vivís".
El Papa ha repasado la historia "desafortunada, a lo largo de los siglos" del pueblo gitano: "el sabor amargo de la no acogida, la persecución, los miles de hombres, mujeres y niños brutalmente asesinados en los campos de exterminio durante la Segunda Guerra Mundial, revivida por una sobreviviente gitana que narró su experiencia ante Benedicto XVI en Auschwitz.
El Santo Padre recordó luego que "durante mi visita al campo de concentración de Auschwitz-Birkenau, el 28 de mayo de 2006, recé por las víctimas de la persecución y me incliné frente a las lápidas en lengua Romaní, que recuerdan a vuestros caídos. ¡La conciencia europea no puede olvidar tanto dolor! ¡Nunca más vuestro pueblo sea objeto de hostigamiento, de rechazo y de desprecio! Por vuestra parte, ¡buscad siempre la justicia, la legalidad, la reconciliación y tratad de no ser nunca causa de sufrimiento de los demás!"
Tras resaltar que, gracias a Dios, ahora existen nuevas oportunidades para los gitanos, el Papa exhortó a "escribir juntos una nueva página de historia para vuestro pueblo y para Europa! La vivienda, el trabajo digno y la educación para los hijos son la base sobre las que construir aquella integración que os beneficiará a vosotros y a toda la sociedad. Dad también vuestra activa y sincera colaboración, para que vuestras familias se inserten dignamente en el tejido civil europeo!"
"Vuestros hijos tienen derecho a una vida mejor. Custodiad, por tanto, la dignidad y el valor de vuestras familias, para que sean verdaderas escuelas de humanidad".
Finalmente el Papa les ha invitado a participar activamente en la misión evangelizadora de la Iglesia, promoviendo la actividad pastoral en sus comunidades. Y en lengua Romaní se ha despedido de ellos.
"Muchas gracias a todos vosotros, que habéis venido a la Sede de Pedro para mostrar vuestra fe y amor por la Iglesia y por el Papa. Que el beato Ceferino sea para todos vosotros un ejemplo de una vida vivida por Cristo y la Iglesia, guardando los mandamientos y amando al prójimo. El Papa está cerca de cada uno de vosotros y os recuerda en sus oraciones".