Al encontrarse ayer por la tarde con los representantes de la sociedad civil de Croacia en el Teatro Nacional de Zagreb, el Papa Benedicto XVI señaló que la Iglesia Católica ofrece una particular contribución al formar la conciencia de las personas, sin la cual la humanidad no tendría un futuro con esperanza.
En su discurso sobre el tema de la conciencia, a los miembros de la sociedad civil, del mundo político, académico, cultural y empresarial, el cuerpo diplomático y líderes religiosos, el Santo Padre dijo que ante las grandes conquistas de la edad moderna, como el reconocimiento de la libertad de conciencia, es necesario recordar que "la calidad de la vida social y civil, la calidad de la democracia, dependen en buena parte de este punto ‘crítico’ que es la conciencia, de cómo es comprendida y de cuánto se invierte en su formación".
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"Si la conciencia, según el pensamiento moderno más en boga, se reduce al ámbito de lo subjetivo, al que se relegan la religión y la moral, la crisis de occidente no tiene remedio y Europa está destinada a la involución", advirtió.
En cambio, prosiguió Benedicto XVI, "si la conciencia vuelve a descubrirse como lugar de escucha de la verdad y del bien, lugar de la responsabilidad ante Dios y los hermanos en humanidad, que es la fuerza contra cualquier dictadura, entonces hay esperanza de futuro".
En la formación de las conciencias, explicó el Papa, "la Iglesia ofrece a la sociedad su contribución más singular y valiosa. Una contribución que comienza en la familia y que encuentra un apoyo importante en la parroquia, donde niños y adolescentes, y también los jóvenes, aprenden a profundizar en la Sagrada Escritura, que es el ‘gran código’ de la cultura europea; y aprenden al mismo tiempo el sentido de la comunidad fundada en el don, no en el interés económico o en la ideología, sino en el amor, que es ‘la principal fuerza impulsora del auténtico desarrollo de cada persona y de toda la humanidad’".
"Esta lógica de la gratuidad, aprendida en la infancia y la adolescencia, se vive después en otros ámbitos, en el juego y el deporte, en las relaciones interpersonales, en el arte, en el servicio voluntario a los pobres y los que sufren, y una vez asimilada se puede manifestar en los ámbitos más complejos de la política y la economía, trabajando por una polis que sea acogedora y hospitalaria y al mismo tiempo no vacía, no falsamente neutra, sino rica de contenidos humanos, con una fuerte dimensión ética".
En este campo, explicó el Papa Benedicto, "es donde los fieles laicos están llamados a aprovechar generosamente su formación, guiados por los principios de la Doctrina Social de la Iglesia, en favor de una laicidad auténtica, de la justicia social, la defensa de la vida y la familia, la libertad religiosa y de educación".
Finalmente el Santo Padre dijo que estas reflexiones las ofrece "como signo de mi estima y sobre todo de la voluntad de la Iglesia de caminar con la luz del Evangelio en medio de este pueblo. Les doy las gracias por su atención y bendigo de corazón a todos ustedes, a sus seres queridos y sus actividades".
Para leer el discurso completo, ingrese a: http://www.aciprensa.com/Docum/documento.php?id=367