Luego de la protesta de parlamentarios evangélicos y católicos en el Congreso federal de Brasil, la presidenta Dilma Rousseff decidió suspender el controvertido "kit anti-homofobia" elaborado por el Ministerio de Educación (MEC) y diversas entidades del lobby homosexual para escolares.
Sin embargo, un vocero dijo que esta determinación no cambia la política pro-gay gubernamental.
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La presidenta decidió retirar el "kit anti-homofobia" que costó más de tres millones de reales (unos dos millones de dólares) porque consideró "inapropiado" el video que acompañaba a los folletos destinado a los niños y jóvenes de las escuelas públicas, en el que se hace una clara apología a la homosexualidad.
En diciembre del año pasado el diputado Jair Bolsonaro explicó que el video muestra, entre otras cosas, a un adolescente llamado Ricardo de unos 14 años que se "enamora" de un compañero suyo cuando lo ve orinar en el baño de la escuela. Este mismo muchacho es presentado luego recibiendo una llamada de su maestra, y avergonzado le dice que ya no quiere ser llamado Ricardo, sino "Bianca". Otra escena del video muestra a dos niñas de unos 13 años que declaran su amor lésbico ante el resto de su clase con un beso.
Sobre la decisión de Rousseff, el Ministro de la Presidencia, Gilberto de Carvalho, dijo que ésta "no constituye un retiro. Se trata de un proceso de consulta que un gobierno va a hacer, como hace en otros temas también, porque es parte vigente de la democracia".
En declaraciones recogidas por G1, el ministro Carvalho señaló que "el gobierno entendió que sería prudente no editar el material que está siendo preparado por el MEC, sino que la presidenta decidió la suspensión del mismo, así como de un video que fue producido por una ONG, no por el MEC".
El gobierno, añadió, "se compromete para que de aquí en adelante todo el material que trate sobre costumbres sea hecho a partir de consultas más amplias con la sociedad".
Para el experto pro-familia, el brasileño Julio Severo, "pese a que Dilma (Rousseff) suspendió la distribución del kit gay, la campaña del gobierno federal contra la ‘homofobia’ seguirá normalmente en las escuelas, como dijo el ministro Carvalho".
Severo señala que ya sea que Dilma haya retrocedido o no en sus políticas, "los líderes católicos y evangélicos no deben hacerlo" en las propias.
En su opinión, "es preciso desenmascarar y combatir las campañas que, en nombre de la lucha contra la ‘homofobia’, está combatiendo a la mayoría cristiana de Brasil, y a los padres y madres que quieren proteger a sus hijos de todo tipo de asedio inmoral, inclusive homosexual".
(Actualizado a las 12:53 p.m. GMT -5)