En su discurso esta mañana a la Presidenta del Parlamento de Bulgaria, Tsetska Tsacheva, y a sus acompañantes, el Papa Benedicto XVI destacó que el cristianismo es el "elemento central y clarificador" sobre el cual debe construirse la "nueva Europa".
En su discurso al celebrar la memoria litúrgica de los santos hermanos Cirilo y Metodio, co-patrones del Viejo Continente, el Santo Padre resaltó que ambos "favorecieron una vasta renovación espiritual y pusieron las bases para una auténtica promoción de la libertad y la unidad de la Europa cristiana".
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"Cirilo y Metodio fueron ‘evangelios vivientes’ y signos elocuentes de la bondad del Señor, por ello su testimonio alcanzó más fácilmente a todos los hombres de aquel tiempo".
Seguidamente el Papa destacó que "a los pueblos europeos que se abren en estos años a nuevas perspectivas de cooperación estos dos grandes santos recuerdan que su unidad será más sólida si se basa en las raíces cristianas comunes. Efectivamente, en la compleja historia de Europa, el cristianismo representa un elemento central y calificador".
"La fe cristiana ha plasmado la cultura del viejo continente y se ha entrelazado de forma indisoluble con su historia, hasta el punto de que ésta no sería comprensible sin una referencia a las vicisitudes que caracterizaron primero el gran periodo de la evangelización y después los largos siglos en que el cristianismo asumió un papel cada vez más relevante".
Por eso, continuó, "es importante que Europa crezca también en la dimensión espiritual, inspirándose en su mejor historia. La unidad del continente, que progresivamente madura en las conciencias y se define también en la vertiente política, representa una perspectiva de gran esperanza".
El Papa dijo además que "los europeos están llamados a esforzarse por crear las condiciones de una profunda cohesión y una efectiva colaboración entre los pueblos".
"Para edificar sus sólidas bases a la nueva Europa no le basta con satisfacer solo los intereses económicos, sino que es necesario que se alienten los valores auténticos, que tienen su fundamento en la ley moral universal, inscrita en el corazón de todo hombre".
Finalmente Benedicto XVI hizo votos para que "la heredad moral y cultural de los santos Cirilo y Metodio alimenten siempre en cada uno de vosotros el deseo de valorar el patrimonio espiritual de vuestras tierras y, al mismo tiempo, el de la apertura y la comunión en el respeto recíproco".