La Pontificia Comisión Ecclesia Dei en el Vaticano dio a conocer hoy una instrucción que reglamenta la celebración de la Misa en latín con el Misal de 1962. Uno de sus principales puntos señala que quienes la soliciten no pueden ser contrarios al rito ordinario, extendido actualmente en toda la Iglesia Católica tras el Concilio Vaticano II, ni tampoco contrarios a la autoridad del Santo Padre.
Junto con la instrucción "Universae Ecclesiae" que reglamenta el Motu Proprio del Papa publicado en 2007, el Director de la Oficina de Prensa de la Santa Sede, P. Federico Lombardi, presentó esta mañana una síntesis del primer documento en la que se indica lo siguiente:
Recibe las principales noticias de ACI Prensa por WhatsApp y Telegram
Cada vez es más difícil ver noticias católicas en las redes sociales. Suscríbete a nuestros canales gratuitos hoy:
"Es muy importante la aclaración (n.19), según la cual los fieles que piden la celebración en forma extraordinaria ‘no deben sostener o pertenecer de ninguna manera a grupos que se manifiesten contrarios a la validez o legitimidad de la forma ordinaria’ y/o a la autoridad del Papa como Pastor Supremo de la Iglesia universal. Esto estaría en total contradicción con el objetivo de ‘reconciliación’ del Motu proprio mismo".
Si bien el punto 19 de la instrucción Universae Ecclessiae no menciona a ningún grupo o persona en particular, algunos afirman que está dirigida a los seguidores del Arzobispo francés Marcel Lefebvre que falleciera excomulgado en 1991 luego de ordenar a cuatro obispos sin la autoridad del Papa Juan Pablo II.
Cuando el Papa Benedicto XVI publicó el Motu Proprio Summorum Pontificum en 2007, los seguidores de Lefebvre reunidos en la Fraternidad Sacerdotal San Pío X, vieron con buenos ojos esta decisión de liberalizar la celebración de la Misa en latín que hasta ese momento solo podría celebrarse con autorización del Obispo. Sin embargo, mantuvieron su rechazo al Concilio Vaticano II.
Esta postura quedó nuevamente explicitada cuando el líder de la Fraternidad, Bernard Fellay, dijo el 2 de febrero de este año en una entrevista concedida a los miembros de su organización en Estados Unidos que el Concilio Vaticano II le parece todavía "un obstáculo insalvable".
El 24 de enero de 2009, cuando Benedicto XVI decidió levantar la excomunión de los cuatro obispos ordenados por Marcel Lefebvre, una de las condiciones que puso el Papa para su reconocimiento oficial dentro de la Iglesia Católica fue la aceptación plena e incondicional del Concilio Vaticano II y del Magisterio de todos los Papas luego del Venerable Pío XII, que hasta ahora no aceptan.
En efecto, el 29 de enero el Papa dijo al final de la audiencia general que la decisión de levantar la excomunión, un "acto de paterna misericordia", la tomó porque los obispos hasta entonces excomulgados, "me habían manifestado varias veces su vivo sufrimiento por la situación en que se encontraban".
Benedicto XVI dijo también en esa ocasión que "este gesto mío sea correspondido por el compromiso solícito por parte de ellos de dar los ulteriores pasos necesarios para realizar la plena comunión con la Iglesia, testimoniando así verdadera fidelidad y verdadero reconocimiento del magisterio y de la autoridad del Papa y del Concilio Vaticano II".
Para complementar esta disposición del Papa, la Secretaría de Estado Vaticano publicó el 4 de febrero una nota en la que precisaba que para un futuro reconocimiento de la Fraternidad San Pío X (lefebvristas), "es condición indispensable el pleno reconocimiento del Concilio Vaticano II y del Magisterio de los Papas Juan XXIII, Pablo VI, Juan Pablo I, Juan Pablo II y del mismo Benedicto XVI".
La nota explicativa del P. Lombardi sobre la instrucción Universae Ecclesia reafirma además que no existe oposición entre el rito extraordinario de la celebración de la Misa en latín con el Misal de 1962 y el rito ordinario actual con el Misal de 1970, aprobado por el Papa Pablo VI luego del Concilio Vaticano II.
En efecto, el numeral 6 de la instrucción señala que ambos ritos "son dos formas de la Liturgia Romana, que se definen respectivamente extraordinaria y ordinaria y son dos usos del único Rito romano, que se presentan uno junto a otro. Las dos formas son expresiones de la lex orandi de la Iglesia. Por su uso venerable y antiguo, la forma extraordinaria se debe conservar con el honor debido".
También se reafirma el triple objetivo del Motu proprio Summorum Pontificum: a) Proporcionar a todos los fieles la Liturgia Romana en el uso más antiguo, considerada un tesoro precioso que hay que preservar: b) Garantizar y asegurar realmente, a cuantos lo pidan, el uso de la forma extraordinaria c) Promover la reconciliación dentro de la Iglesia.
Luego de explicar la necesidad de que el sacerdote que celebre en rito extraordinario debe conocer bien el latín, el P. Lombardi comenta que "tras la lectura del documento, se tiene la impresión de tratarse de un texto muy equilibrado, que trata de promover –según la intención del Papa– el uso de la liturgia anterior a la reforma por parte de sacerdotes y fieles que sientan este deseo sincero para su bien espiritual".
"Más aún, trata de garantizar la legitimidad y la eficacia de dicho uso en la medida de lo razonablemente posible".
"Al mismo tiempo, el texto está animado por la confianza en la sabiduría pastoral de los obispos, e insiste con mucha fuerza en el espíritu de comunión eclesial, que debe estar presente en todos –fieles, sacerdotes, obispos– para que el objetivo de reconciliación, tan presente en la decisión del Santo Padre, no sea obstaculizado o frustrado, sino favorecido y alcanzado", concluye.
Para leer la instrucción completa Universae Ecclesiae, ingrese a: http://www.aciprensa.com/Docum/documento.php?id=362
Para leer la síntesis de la instrucción preparada por el P. Lombardi, ingrese a: http://press.catholica.va/news_services/bulletin/news/27408.php?index=27408&lang=sp