El Obispo de Córdoba, Mons. Demetrio Fernández, destacó en su carta semanal que "la Iglesia Católica no es un parásito, sino uno de los principales bienhechores de la sociedad en la que vivimos hoy".
En su misiva por las próximas elecciones municipales del 22 de mayo, el Prelado explicó que "atender las necesidades de la Iglesia no es ningún privilegio o reliquia del pasado, es un derecho que tienen los bautizados, que no son ciudadanos de segunda clase por su condición de creyentes".
Recibe las principales noticias de ACI Prensa por WhatsApp y Telegram
Cada vez es más difícil ver noticias católicas en las redes sociales. Suscríbete a nuestros canales gratuitos hoy:
En la carta dada a conocer por Europa Press titulada "Lo que un cristiano pide a un político", el Obispo señala que "un cristiano pide a los políticos que promuevan la libertad religiosa en un estado aconfesional, donde ninguna religión es la oficial, pero donde se respeta el derecho de todo ciudadano a vivir su propia fe y a expresarla individual o comunitariamente".
"La religión no es un estorbo para la ciudadanía, la religión es un factor de convivencia y de progreso", precisó.
Por ello, la Iglesia Católica aboga "por una laicidad positiva, que reconoce y respeta la autonomía de la sociedad civil e incorpora lo mejor de la religión a la convivencia de todos".
Tras indicar que los católicos no son ciudadanos de segunda clase, el Obispo recordó que estos constituyen "el 92 por ciento de la población actual española, que no queremos imponer nada a nadie, pero pedimos al mismo tiempo que se respeten nuestros derechos".
Mons. Fernández alentó la atención al patrimonio histórico de los templos, el derecho a los padres a educar a sus hijos y el apoyo a obras de bien social. Seguidamente indicó la urgencia de promover "la promoción de la natalidad y la defensa de la familia y de la vida desde su concepción hasta su muerte natural es hoy un reto de primera magnitud para los que trabajan en la cosa pública".
"En este campo nos jugamos el futuro de nuestra sociedad. Los jóvenes no miran el futuro con esperanza porque les ofrezcamos pan y circo (hoy, preservativo y botellón), sino porque les ofrecemos valores más altos y estímulo para la propia superación. Son capaces de mucho más, no los degrademos".
En definitiva, dijo Mons. Fernández, "un cristiano acude a las urnas después de pedirle luz a Dios y de aconsejarse bien. El voto ha de ser responsable, porque con nuestro voto contribuimos al bien común".
Por ello el Prelado pidió "que en todas las parroquias se eleven oraciones por estas intenciones, que a todos nos afectan".