Mucha confusión y una sola vocación sacerdotal tardía. Esa es la herencia de Mons. William Morris, quien fuera Obispo de Toowoomba (Australia) desde 1993 hasta el 2 de mayo de 2011, fecha en la que el Papa ordenó su remoción debido a su persistente apoyo a la ordenación sacerdotal de mujeres y casados, a la absolución general en la confesión y al destierro total de la vestimenta clerical.
En declaraciones a ACI Prensa, un anciano sacerdote australiano que pidió no ser identificado denunció que –luego del paso del Obispo Morris que durante años desobedeció al Papa y a diversas autoridades del Vaticano que le exigieron presentar su renuncia– lo que queda es mucha confusión y lo que falta son jóvenes.
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"Miren su sitio web, su ‘ministerio para jóvenes’ no tiene personal porque no hay jóvenes. Todos son ancianos y la mayoría de sus sacerdotes son mayores de 65 años. ¡El más joven de todos tiene casi 50!"
Este presbítero no es el único que recuerda la "herencia" de Mons. William Morris. Norm y Mavis Power se mudaron a Toowoomba en 1959 con la esperanza de tener un buen lugar para su familia y un espacio adecuado para crecer en su fe católica.
"En ese tiempo –declaran a ACI Prensa– había un monasterio justo al medio del pueblo dirigido por sacerdotes del Santísimo Sacramento. Era un centro de oración y actividad. De hecho todas las iglesias de la ciudad estaban llenas. La vida de la Iglesia era muy vibrante".
"Ahora, sin embargo, el monasterio está cerrado y las mismas iglesias están vacías. Es muy, muy triste", agregan.
Con los dramáticos cambios que impulsó Morris como el destierro de la vestimenta clerical y su reemplazo por el saco y corbata, y con la imposición de prácticas como la absolución general de pecados, comenta Mavis, "el Obispo le decía a la gente lo que ellos quería escuchar, no lo que la Iglesia Católica enseña".
Norm recuerda que "en vez de confesiones individuales, la gente tenía que ponerse en línea, escribir sus pecados en un papel y ponerlos en una jarra. Además, se promovía una inadecuada participación laical en todos lados".
"Así que, si un domingo un sacerdote no estaba presente, ya no se buscaba a otro cercano, sino que se le pedía a algún laico que dirigiera el servicio y diera la comunión alegando que ‘querían conservar a la comunidad unida’".
Mavis Power asegura que "ha sido muy difícil. Realmente complicado, y cada vez que le escribíamos al Obispo sobre alguna de estas cosas siempre se nos decía que éramos nosotros los que estábamos en el error".
La posición contraria de William Morris a la doctrina católica hizo que el Vaticano solicitara su presencia en distintas ocasiones entre 2005 y 2007 en Roma. Ante su negativa para dar razón de su accionar, la Santa Sede realizó en 2007 una visita apostólica (investigación), tras la cual se le exigió pacientemente, en repetidas ocasiones y durante varios años, que presentara su renuncia al cargo.
A este pedido siempre respondió que no, pese al hecho de que el mismo Papa Benedicto XVI le exigió su renuncia en una reunión en Roma realizada en junio de 2009, al cual también se negó.
William Morris ha declarado en diversos medios de radio y televisión australianos que "se le negó la justicia natural" en el Vaticano y que la reunión con el Papa fue "como la Inquisición. Él era inmutable. No hubo diálogo".
Para la columnista Kate Edwards de ABC, "la realidad es que si el Obispo Morris de Toowoomba hubiera estado trabajando para una organización civil regida por las leyes comerciales, seguramente hubiera sido encontrado culpable en el cargo de falsa representatividad. Él se presentaba como alguien que enseñaba la fe católica, ¡pero de hecho no lo estaba haciendo!"
En opinión de Christopher Pearson de The Australian, "la remoción de Morris envía un claro mensaje a los obispos, en Australia y en todo el mundo. La paciencia de la Santa Sede no es, como parece ser, ilimitada".
"Los obispos más liberales pueden ir diciendo adiós a sus fantasías de los 90s’ de ordenar monjas o al menos tendrán que guardárselas para ellos solamente", añade.
Mientras tanto, la labor de reconstrucción de la diócesis ya se iniciado bajo el mando del Administrador Apostólico y Obispo de Brisbane, Mons. Brian Finnegan, quien recibe el encargo, por ahora, de velar por unas 66 000 personas divididas en 35 parroquias.
Norm y Mavis Power, ahora con 13 nietos, comentan que esperan poder ayudarlos en su crecimiento en la fe y afirman que seguirán rezando para tener un buen Obispo. Aseguran además que no dejarán de rezar por el que acaba de dejar el cargo.