Durante la Misa de apertura de la 101° Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal Argentina, el Arzobispo de Buenos Aires, Cardenal Jorge Mario Bergoglio recordó que la Virgen María está siempre presente en la vida de la Iglesia.
En su homilía el Purpurado destacó que María "estuvo presente a lo largo de toda la vida de Jesús y se nos muestra ahora en el inicio mismo de la Iglesia. Los discípulos llegan al cenáculo junto a Ella e, íntimamente unidos, se dedican a la oración esperando la promesa del Padre, tal como Jesús se lo había indicado: La promesa que yo les he anunciado".
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El Cardenal Bergoglio destacó que "mientras esa primera comunidad cristiana recordaba y esperaba esta promesa de Jesús reconfortándose unos a otros por la fe que tenían en común, María –en su corazón– no podía dejar de evocar aquella otra promesa acaecida décadas atrás: 'El Espíritu Santo descenderá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra' y esa memoria cimentaba la esperanza; el Espíritu Santo, así como lo hizo con ella, lo haría con la Iglesia naciente".
El Purpurado explicó que existe una misteriosa relación entre María, la Iglesia y cada alma fiel: "María y la Iglesia ambas son madres, ambas conciben virginalmente del Espíritu Santo, ambas dan a luz para Dios Padre una descendencia sin pecado. Y también puede decirse de cada alma fiel".
"La Sabiduría de Dios lo que dice universalmente de la Iglesia lo dice de modo especial de la Virgen e individualmente de cada alma fiel", señaló
Más adelante destacó que María es "la mujer que está, figura primigenia de la Iglesia y del alma fiel. La mujer que está engendrando a Cristo por la fuerza del Espíritu. La mujer de la paz en medio del dolor y de la tribulación".
"La mujer que elevada a la gloria de los cielos, acompaña a la Iglesia peregrina con amor maternal, y con bondad protege sus pasos hacia la patria del cielo, hasta que llegue el día glorioso del Señor".
El Purpurado concluyó pidiendo a la Madre de Dios "la gracia de poder vivir en consolación espiritual, aun en medio de las tribulaciones y, desde ese espíritu de consolación espiritual, conducir al santo pueblo fiel de Dios"