El disidente cubano Juan Wilfredo Soto ha sido enterrado en la ciudad de Santa Clara, en medio de una fuerte controversia por las causas de su muerte que, según la oposición, se produjo como consecuencia de los golpes que le propinaron varios policías.
Unas 80 personas han despedido al disidente, en un acto en el que no se han registrado enfrentamientos con las fuerzas de seguridad, aunque se ha desarrollado en un clima de tensión.
Recibe las principales noticias de ACI Prensa por WhatsApp y Telegram
Cada vez es más difícil ver noticias católicas en las redes sociales. Suscríbete a nuestros canales gratuitos hoy:
La oposición asegura que Soto murió por la paliza que recibió tras ser detenido la semana pasada por participar en una manifestación. Las autoridades lo liberaron con rapidez, aunque poco después fue ingresado en el Hospital Arnaldo Milian, donde murió el domingo.
Según el parte médico facilitado a la familia, el activista murió por una pancreatitis y un fallo renal y su cuerpo no presentaba signos de violencia. El activista, de 46 años de edad, padecía diabetes e hipertensión, entre otros problemas de salud.
Sin embargo, para el presidente de la Comisión Cubana de Derechos Humanos y Reconciliación Nacional (CCDHRN), Elizardo Sánchez, "no hay duda de que hay una relación causa-efecto entre la paliza que sufrió el jueves y su muerte", por lo que ha solicitado la apertura de una investigación.