El pasado 2 de mayo falleció en El Salvador el general retirado René Emilio Ponce, acusado del asesinato de seis sacerdotes jesuitas en la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas (UCA) perpetrado en El Salvador el 16 de noviembre de 1989.
Ponce estuvo desde la semana pasada en el Hospital Militar de San Salvador tras una operación al corazón. Su estado de salud se agravó y murió por la falla de varios órganos.
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Los jesuitas asesinados fueron el entonces rector de la UCA, P. Ignacio Ellacuría, el vicerrector P. Ignacio Martín Baró, el director del Instituto de Derechos Humanos de la UCA, P. Segundo Montes, Joaquín López y López, Juan Ramón Moreno y Amando López.
También fueron ultimadas la cocinera de la residencia de los jesuitas, la señora Julia Elba Ramos y su hija Celina Meredith Ramos, de 15 años de edad.
René Emilio Ponce fue ministro de Defensa en el gobierno del Presidente de Alfredo Cristiani entre los años 1990 y 1993. Se desempeñó también como comandante del Batallón Ramón Belloso, comandante de la tercera Brigada de Infantería y cuando ocurrieron los asesinatos era Jefe del Estado Mayor.
El Centro de Justicia y Responsabilidad (CJA por sus siglas en inglés) sostiene que la noche del 15 de noviembre de 1989, Ponce, en presencia de varios mandos militares "ordenó al coronel (Guillermo Alfredo) Benavides asesinar al padre Ellacuría y no dejar testigos", según figura en el sitio web del CJA, que cita el informe de la Comisión de la Verdad en El Salvador creada por la ONU.
Dos días antes del asesinato, el coronel Ponce ordenó un cateo en la UCA porque tenía información sobre la infiltración en el campus de 200 miembros del entonces movimiento guerrillero Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) y hoy partido político de izquierda que hizo de la UCA su sede intelectual.
Según algunos analistas, el ejército salvadoreño, del que Ponce hacía parte, consideraba esta casa de estudios como un "blanco militar legítimo" no porque fuera un centro de propiedad de sacerdotes católicos seguidores de la teología marxista de la liberación, sino porque en la práctica era el lugar que funcionaba como sede de la inteligencia de la guerrilla FMLN.
En declaraciones a ACI Prensa el 5 de mayo, el Arzobispo Emérito de El Salvador, Mons. Fernando Sáenz Lacalle, expresó su confianza en que la muerte de Ponce no convulsionará al país.
"No creo que la historia de El Salvador tenga absolutamente ninguna clase de convulsión por el fallecimiento de este militar o de cualquier otro militar pues al fin y al cabo no están en la cúpula del poder ni están ejerciendo una influencia definitiva sobre la marcha del país", indicó.
Además, explicó que El Salvador está superando las heridas de la guerra civil que sacudió al país entre 1980 y 1992. "Se puede decir que es un hecho que hay una libertad civil, una democracia evidente".
"Creo que cuando en un país hay una democracia evidente el mismo transcurso del tiempo consolida esta democracia. Eso yo creo que se puede aplicar a El Salvador", concluyó.