El Obispo de San Sebastián (España), Mons. José Ignacio Munilla Aguirre, recordó al Beato Juan Pablo II como el gran "testigo de la misericordia".
El Prelado resaltó que la fecha de beatificación del Papa Wojtyla, 1 de mayo, coincide con el segundo domingo de Pascua, solemnidad de la Divina Misericordia. "Se trata de la fiesta litúrgica instituida por él mismo, y en cuya víspera falleció", recordó.
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Mons. Munilla subrayó que el testimonio de vejez y muerte del Papa Wojtyla "vividos ante los ojos del mundo", fue el "broche de oro en la vida de Juan Pablo II", y consideró que "ganó más almas y más corazones viviendo su debilidad y su decrepitud en pleno abandono en las manos de Dios, que con todos los esfuerzos que realizó en sus años de plenitud".
Destacó que el Pontificado del Siervo de Dios ofreció una acertada "integración de dos instituciones que nuestra cultura ha solido contraponer equivocadamente: el humanismo y la apertura a la misericordia de Dios".
"El humanismo no debe caer nunca en la ingenuidad de ensalzar la autonomía del hombre hasta el punto de hacer innecesaria la gracia de Dios, ¡No podemos alcanzar la felicidad ni la salvación sin la gracia de Jesucristo!", recordó el Prelado.
"Su carisma estaba lleno de frescura, alegría, proximidad, diálogo, cariño, optimismo; pero sin caer en el error de olvidar la profunda herida que el pecado ha infligido en la naturaleza humana y en las estructuras sociales", indicó.
Durante su Pontificado, Juan Pablo II consiguió hacer que la Iglesia no se limitase "a proclamar el depósito de la fe", sino que al mismo tiempo hiciera el "esfuerzo de diálogo con el mundo". Para Mons. Munilla, éste fue el secreto de su pronta beatificación.