En la Audiencia General de este miércoles el Papa Benedicto XVI alentó a los cristianos en todo el mundo a hacer resurgir la esperanza, la alegría y la vida en el mundo, traídas por Cristo Resucitado en este tiempo de Pascua.
Ante más de 20 000 personas presentes en la Plaza de San Pedro adonde llegó en helicóptero proveniente de la residencia de Castel Gandolfo, el Santo Padre señaló en español que "Cristo verdaderamente ha resucitado. La vida y la alegría que nos ha dado con su Pascua debemos darla a quienes están cerca. Tenemos como tarea y misión hacer resurgir la esperanza donde hay desesperanza, la alegría donde hay tristeza, la vida donde hay muerte".
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"Hemos de vivir de ‘modo pascual’ y hacer resonar el alegre anuncio que Cristo no es una idea o un recuerdo del pasado, sino una Persona que vive con nosotros, por nosotros y en nosotros, y con Él, por Él y en Él podemos hacer nuevas todas las cosas".
En su catequesis en italiano, el Santo Padre recordó también que "Cristo resucitado de entre los muertos es el fundamento de nuestra fe, que se irradia en toda la liturgia de la Iglesia, dándole contenido y significado a la existencia".
"La resurrección de Cristo es la puerta a una nueva vida que ya no está sometida a la caducidad del tiempo, una vida inmersa en la eternidad de Dios. En la resurrección de Jesús comienza una nueva condición de los seres humanos, que ilumina y transforma nuestro camino cotidiano y abre un futuro cualitativamente nuevo y diferente para toda la humanidad".
"En la Epístola a los Colosenses, San Pablo dice: ‘Si habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde Cristo está sentado a la derecha de Dios; sentid las cosas de arriba, no las de la tierra’.
Benedicto XVI señaló luego que San Pablo "está lejos de invitar a los cristianos, a cada uno de nosotros, a evadirse del mundo en el que Dios nos ha puesto. Es cierto que somos ciudadanos de otra ‘ciudad’, dónde está nuestra verdadera patria, pero el camino hacia esta meta debemos recorrerlo todos los días en esta tierra. Al participar desde ahora en la vida de Cristo resucitado, debemos vivir como hombres nuevos en este mundo, en el corazón de la ciudad terrenal".
"Este es el camino, para transformarnos no solamente nosotros, sino para transformar al mundo, para dar a la ciudad un nuevo rostro que favorezca el desarrollo del hombre y de la sociedad, según la lógica de la solidaridad, la bondad, el respeto profundo por la dignidad propia de cada uno".
"La Pascua aporta la novedad de un pasaje profundo y total de una vida sujeta a la esclavitud del pecado a una vida de libertad, inspirada por el amor, la fuerza que derriba todas las barreras y construye una nueva armonía en nuestro corazón y en la relación con los demás y con las cosas".
Todo cristiano, así como toda comunidad, continuó el Santo Padre, "si vive la experiencia de este pasaje de la Resurrección, no puede por menos que ser fermento nuevo en el mundo, entregándose sin reservas a las causas más urgentes y justas, como lo demuestran los testimonios de los santos en todas las edades y en todas partes".
"También son muchas las expectativas de nuestro tiempo: los cristianos, creyendo firmemente que la resurrección de Cristo ha renovado al hombre sin separarlo del mundo en el que construye su historia, tenemos que ser los testigos luminosos de este camino nuevo de Pascua".
"La Pascua es, por lo tanto, un don que hay que acoger cada vez más profundamente en la fe, para obrar en cualquier situación, con la gracia de Cristo, según la lógica de Dios, la lógica del amor", concluyó su catequesis el Papa.
Finalmente y en español, el Papa alentó a que "con el testimonio cotidiano de vida irradien la luz de la resurrección de Cristo, que penetra el mundo, y se hace mensaje de verdad y amor para todos los hombres. Muchas gracias".