El Arzobispo de La Plata (Argentina), Mons. Héctor Aguer, dijo que el asesinado Shahbaz Bhatti, exministro de las Minorías Religiosas en Pakistán, es un ejemplo de mártir para los ciudadanos y políticos argentinos, porque puso su servicio a Cristo por encima de su propia vida.
Bhatti fue asesinado el 2 de marzo por terroristas talibanes debido a su oposición a la Ley de Blasfemia, bajo la cual ha sido condenada a muerte la cristiana Asia Bibi y son amenazados los no musulmanes.
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En su programa Claves para un Mundo Mejor del 26 de marzo, Mons. Aguer dijo que "ejemplos como el de Shahbaz Bhatti tienen que infundirnos coraje. Nosotros no pasamos por una situación de persecución de estas características aunque cada tanto surge en la sociedad argentina, en pequeños sectores, con un resentimiento y un odio anticatólico bien marcado".
El Prelado citó extractos del testamento espiritual del exministro católico, en el que afirmó que "fue el amor de Jesús lo que me indujo a ofrecer mis servicios a la Iglesia. Las espantosas condiciones en que se encontraban los cristianos de Pakistán me causaron una profunda turbación".
Bhatti dijo en su testamento que fue "un viernes de Pascua, cuando tenía 13 años", cuando decidió ponerse al servicio de los cristianos perseguidos, a pesar de las amenazas.
"Mi respuesta ha sido siempre la misma: No quiero popularidad ni posiciones de poder quiero solo un puesto a los pies de Jesús (…). Tal deseo es tan fuerte que me consideraré privilegiado en el caso que Jesús quiera aceptar el sacrificio de mi vida", afirmó el exministro.
Mons. Aguer señaló que así como en Pakistán, son varios los países, sobre todo de mayoría islámica, donde los cristianos son perseguidos e incluso asesinados.
Señaló que en el caso de Argentina se percibe otro tipo de persecución. "Por ejemplo en algunas universidades. En la mayor parte de las universidades nacionales vemos como se desprecia la fe, muchos profesores se dan el lujo de ultrajar verdades de la fe y a los creyentes y todo eso infunde temor a tantos chicos y tantas chicas".
Mons. Aguer alentó a los católicos a no sentirse acorralados, sino "conservar el coraje de profesar siempre con claridad nuestra fe sin miedo alguno".
Finalmente afirmó que "es conmovedor cómo este hombre paquistaní lo único que pensaba y llevaba en su corazón era agradar a Jesucristo y dice (en su testamento): me gustaría poder terminar este trabajo que estoy haciendo para poder mirar con confianza al Señor cuando me encuentre con Él".