El Arzobispo de Sevilla (España), Mons. Juan José Asenjo, realiza en su última pastoral semanal, titulada "Amar y servir a los pobres", un llamamiento a los fieles para que adopten "actitudes de cercanía eficaz a tantos hermanos que sufren agudamente las consecuencias de la crisis y estilos de vida más austeros".
Recordando la declaración sobre la crisis económica y sus raíces morales emitida por la Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal en otoño de 2009, el Prelado realiza un llamamiento al compromiso público de los creyentes, reiterando que "no hay verdadero desarrollo sin Dios".
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Asimismo alude a la encíclica Caritas in Veritate para afirmar que "el desarrollo es imposible sin hombres rectos, sin operadores económicos y políticos que vivan fuertemente en su conciencia la llamada al bien común".
Mons. Asenjo señala que "el sufrimiento de nuestros hermanos debe tocar nuestro corazón de creyentes e impulsarnos a dar una respuesta inmediata a tanto dolor, poniéndonos de su parte y en su lugar".
Más concretamente, hace un llamamiento al compromiso público de los creyentes, y sostiene que "aquellos cristianos que tienen responsabilidades en la vida política o económica están obligados a impulsar un nuevo dinamismo laboral que nos comprometa a todos a favor de un trabajo digno, que sea expresión de la dignidad esencial de todo hombre o mujer".
En este apartado tiene un recuerdo especial para los emigrantes, "cuyos derechos no se pueden recortar, pues afectan decisivamente a su dignidad como personas". En la carta recuerda que en la declaración episcopal se aseguraba que la razón última de la crisis era "el desvanecimiento de los valores morales, la falta de honradez, la codicia de muchos y la carencia de control de las estructuras financieras, fruto de la globalización de la economía".
Además, apunta que las primeras víctimas, según la declaración episcopal, son las familias, sobre todo, las numerosas, los jóvenes, los pequeños y medianos empresarios, los agricultores y ganaderos, que viven en "una angustiosa" situación económica, y los emigrantes, que en los años pasados han contribuido a nuestro bienestar y a los que "ahora no podemos abandonar".
"Escasa protección de la familia"
Del mismo modo, añade que el documento denuncia la "escasa" protección social de la familia y las políticas antinatalistas, "cuyas consecuencias sufrirán especialmente las futuras generaciones", subraya el Arzobispo.
Por otro lado, el arzobispo de Sevilla aboga por "una verdadera conversión del corazón" para acometer cambios sociales significativos, y propone el magisterio de la Doctrina Social de la Iglesia como impulsor de "un verdadero desarrollo integral".
En esta línea destaca el trabajo que llevan a cabo instituciones como Cáritas, Manos Unidas, las parroquias, los religiosos y las Hermandades y Cofradías, "como expresión de la dimensión samaritana de la Iglesia".
En este sentido, indica que junto a estas instituciones, y apoyándolas como se merecen, "todos nosotros debemos ser conscientes en esta hora de la urgencia de comprometernos, adoptando estilos de vida más austeros y haciendo un esfuerzo supremo, heroico si fuera necesario, para salir al paso de esta verdadera emergencia social que hiere a tantos hermanos nuestros".
Por último, concluye deseando "una santa y fructuosa cuaresma, vivida cerca de los pobres, que es tanto como decir, vivida muy cerca del Señor".