El Secretario de la Congregación vaticana para la Doctrina de la fe, Arzobispo Luis Franco Ladaria Ferrer, señaló que los católicos tienen que seguir proclamando el "escándalo" que supone para los no creyentes la encarnación de Jesús de Nazaret, el Hijo de Dios.
Así lo indicó el Prelado en la presentación de la edición en español del nuevo libro del Papa "Jesús de Nazaret. Del Ingreso a Jerusalén a la Resurrección", en la embajada de España ante la Santa Sede, en la que estuvo acompañado del teólogo y miembro de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas, P. Olegario González de Cardedal.
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Mons. Ladaria refirió que Jesús debe ser presentado en la integridad de su realidad: Dios y hombre que nos ha salvado haciéndose partícipe de la condición humana. Esta es la novedad del cristianismo: el "escándalo" para quien no comparte la fe en la Encarnación.
Pero este "escándalo", dijo luego, debe seguirse proclamando "en el ámbito personal, en el académico y en la predicación cristiana" porque Jesús es Dios y hombre, una realidad de inmensa belleza en la que insiste el Papa en el libro.
Seguidamente dijo que quienes siguen a Cristo deben hacerlo sin ingenuidad, conscientes de que el "Jesús histórico" es demasiado insignificante en su contenido. La necesidad de descubrir y encontrar el "Jesús real" debe unir, sin confundir, "las dos hermenéuticas, la de la historia y la de la fe".
Por su parte el P. González de Cardedal dijo que el hombre "más que ser obligado quiere ser iluminado y ayudado en su inteligencia, y éste es el gran favor que nos hace el Papa y el enorme testimonio que da fuera de la Iglesia" ya que no vivimos "un dogmatismo, un autoritarismo ni una dictadura pontificia"
El Papa, continuó, es alguien que "nos da para pensar".
Con la resurrección, dijo luego el Arzobispo Ladaria parafraseando al Santo Padre, "vemos el modo de actuar discreto de Dios que no deja de tocar gentilmente a las puertas de nuestro corazón y, si le abrimos, nos hace capaces de Él, capaces de Dios".
El P. González de Cardedal animó también a los responsables en la Iglesia, a los sacerdotes, profesores y catequistas a esforzarse para acercar el libro del Papa al gran público, porque presupone una familiaridad profunda con la Biblia. Cualquiera que lea el libro del Papa debe tener también a la mano las Sagradas Escrituras, añadió.