El Arzobispo siro católico de Mosul, Mons. Georges Casmoussa, dejará en breve este servicio pastoral tras alcanzar su retiro por límite de edad con la esperanza de que su feligresía obtenga la libertad y seguridad que garanticen la permanencia de los cristianos en Irak.
Mons. Casmoussa, que ha guiado a los católicos iraquíes del noroeste del país desde 1999, ha sido testigo tanto de la represión política como del extremismo religioso que amenaza con extinguir las huellas católicas de una tierra marcada por el Evangelio desde los orígenes de la Iglesia.
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La Santa Sede anunció su retiro el 1 de marzo, pero el pastor aún seguirá trabajando por la Arquidiócesis de Mosul, la capital cristiana histórica de una región con una rica mezcla de caldeos sirios, asirios y católicos de rito latino que conviven con cristianos sirios y armenios ortodoxos en medio de una mayoría musulmana.
En una entrevista con ACI Prensa el 25 de febrero, Mons. Casmoussa recordó que la población cristiana ha sido reducida a la mitad en la última década, principalmente debido a la migración por la violencia y la inseguridad.
Mons. Casmoussa cree que Irak está ahora en un punto de quiebre y urge que las autoridades encuentren una manera de garantizar la igualdad de las personas de todas las religiones, o consideren la creación de una nueva región autónoma donde los cristianos puedan vivir y practicar su religión libremente.
El Arzobispo explicó que los cristianos en Irak buscan una solución que les dé igualdad de derechos e igualdad de acceso a los servicios, la infraestructura, el empleo y principalmente libertad y la seguridad.
La vida se ha vuelto más difícil para los cristianos iraquíes que permanecen en el país pues tienen cada menos poder para exigir sus derechos. Las tierras y propiedades de los cristianos que se fueron del país son vendidas al gobierno y a los no cristianos.
"Si perdemos nuestras casas y nuestras tierras, tenemos que elegir ser una minoría o salir. Es un gran problema", explicó y reiteró la urgencia de "cambiar algunas leyes en Irak, para tener derechos como los demás".
Asimismo, explicó que los cristianos están atrapados en el fuego cruzado del poder de las luchas políticas. "El extremismo islámico no es la única parte que comete actos terroristas", dijo.
"No podemos negar que en Irak existe un proyecto para tener un Estado islámico, es una realidad. Pero, no todo se hace por ellos. Hemos vivido junto con los musulmanes durante cientos de años sin ningún temor. Sí, cada comunidad está separada por la religión, pero no por la vida", indicó.
En Mosul, el número de cristianos se ha reducido a la mitad desde el comienzo del conflicto y hoy suman 50 000 personas. El número total de cristianos en Irak también se ha reducido a la mitad y quedan entre 400 000 y 500 000.
"Cuando uno pierde la confianza en su país, se pierde la confianza en sí mismo en su historia y futuro", agregó.
Todo lo que piden los cristianos, es lograr "una base para una vida digna, con libertad, los derechos y la seguridad... para continuar la reconstrucción de nuestro país con nuestros vecinos, con nuestros compatriotas musulmanes. "
"Nos negamos a estar separados, por la lógica de la vida y por el respeto de uno al otro. Los cristianos son una minoría en Irak, en Siria, en Jordania. Pero, no es una buena razón, o razón suficiente, que al ser una minoría tengamos menos derechos que otros", señaló el Arzobispo.
El "gran proyecto" ahora es la reconstrucción del país después de tantos años de guerra. "Y, no podemos reconstruir sin paz, sin seguridad. Es la clave para el futuro, para los cristianos, los musulmanes, para todos los ciudadanos", concluyó.