El Prefecto de la Congregación para las Iglesias Orientales, Cardenal Leonardo Sandri, aseguró que "Egipto está llamado a ser una gran nación en África" y que puede ser "una patria en la que todos puedan vivir viendo con respeto los derechos fundamentales, la libertad, la democracia y el respeto a los demás".
En una entrevista concedida el 14 de febrero a Radio Vaticana, el Cardenal Sandri compartió sus reflexiones sobre la situación de Egipto tras la dimisión del ex jefe de gobierno Hosni Mubarak.
Recibe las principales noticias de ACI Prensa por WhatsApp y Telegram
Cada vez es más difícil ver noticias católicas en las redes sociales. Suscríbete a nuestros canales gratuitos hoy:
La salida de Mubarak supone una nueva fase política para Egipto, donde se prevé una reforma de la Constitución y la disolución del Parlamento. Actualmente, el Mariscal Hussein Tantawi ocupa el puesto de presidente interino y se auguran elecciones democráticas para el próximo mes de septiembre.
"Estos cambios pueden determinar situaciones de dificultad, pero a la vez pueden representar inicios de esperanza", expresó el Cardenal Sandri.
La autoridad vaticana explicó que para la Iglesia copta tanto ortodoxa como católica, "este cambio representa un momento de gran importancia, porque permite a los coptos ortodoxos expresar su palabra como cristianos, y a nuestros coptos católicos, como católicos", con la esperanza de llegar a "la serenidad, a la convivencia, a la búsqueda del bien común para todos los egipcios", para construir una sociedad digna del hombre, "más justa y que dé a todos la oportunidad de poder participar en la vida pública".
El Purpurado también expresó su deseo de que la nueva Constitución egipcia defienda "los principios fundamentales que protegen la dignidad del hombre y de la mujer; la libertad de todos; en el orden de la convivencia civil basada en el respeto a los demás y en el respeto a las leyes".
Asimismo, el Cardenal Sandri dejó claro que "no es deseable que se repita la situación de Irak y por tanto una nueva situación que lleve al éxodo de los cristianos". "¡Espero que no suceda lo mismo en Egipto! Irak "sin los cristianos no es lo mismo: y esto lo dicen los propios musulmanes, porque la historia de Irak está enmarcada por la presencia cristiana", añadió.
El Purpurado espera que las autoridades garanticen "a todos los ciudadanos seguridad –sobre todo a las minorías que sufren por la inseguridad y los ataques– no por motivos de privilegio, sino porque sobre todo son todos ciudadanos egipcios y quieren ofrecer toda su colaboración, su patrimonio de riquezas, de doctrina y de vida a esta gran nación que es Egipto".
La Iglesia copta ortodoxa en Egipto tiene entre ocho y diez millones de fieles, mientras que la Iglesia copta católica representa una pequeña minoría, compuesta por unos 200 mil fieles.