La asamblea nacional decidió de manera unánime conceder al sacerdote Richard Antall, originario de Cleveland (Estados Unidos) el máximo galardón para extranjeros, el premio "Noble Amigo de El Salvador", en reconocimiento a sus más de 20 años de servicio en este país centroamericano.
Mons. Antall llegó a este país en enero de 1986, solo cuatro años después de haber concluido el seminario. Era un tiempo marcado por los enfrentamientos y casi una guerra civil en medio de la que los misioneros católicos daban esperanza a las personas.
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Sirvió 20 años en cinco parroquias en la localidad de La Libertad y durante la última década se desempeñó como moderador de la curia de la arquidiócesis de San Salvador, responsable de la red de organizaciones benéficas de la Iglesia y del servicio episcopal para inmigrantes.
Ha escrito durante años sobre su experiencia como misionero en el semanario estadounidense Our Sunday Visitor, así como tres libros enraizados teológicamente en su labor con los pobres "El Camino de la Compasión", "Testigos del Calvario" (2000), y "Jesús tiene una pregunta para ti" (2002).
El sacerdote ya dejó el Salvador y ahora está en Cleveland donde su Obispo, Mons. Richard Lennon, requirió su regreso. "El pueblo de El Salvador me ha evangelizado, pese a que yo soy el misionero. Con gratitud digo que he recibido mucho más de lo que he dado", comentó.
En la sesión especial del 27 de enero en la asamblea legislativa en la que le entregaron el premio, el representante Roberto D’Aubuisson dijo que el país nunca olvidará al sacerdote.
"Cuando votamos el decreto para darle el premio ‘Noble Amigo de El Salvador’ éramos conscientes de que estábamos reconociendo a un hombre que verdaderamente lo merece y a quien llevaremos en nuestros corazones para siempre, por todo el trabajo que ha hecho en El Salvador ha dejado una huella imperecedera", señaló.
El P. Antall también tuvo la oportunidad de dirigirse a los legisladores, a quienes recordó la gran misión ante los múltiples problemas que tiene el país como la pobreza, la violencia, la corrupción, la salud, entre otros.
"Dios los ha puesto aquí por una razón. Su juramento dice que el país les exige un buen servicio. Creo que sería mejor decir que Dios lo exige. Ustedes tratan o tratarán temas importantes, especialmente aquellos que tienen que ver con la santidad de la vida desde la concepción hasta la muerte natural", señaló.
El sacerdote que dijo "amar a El Salvador con todo mi corazón", también hizo votos para que "Dios les dé sabiduría y valor. En las puertas del cielo no les preguntarán a que partido político pertenecieron sino cuanto amaron y cuanto se sacrificaron por ese amor".